El entorno ideológico de Trump describe cómo ha llegado EEUU a la situación actual de acuerdo con la siguiente secuencia de hechos económicos:
Desde la segunda guerra mundial, EEUU creó un proceso conocido como globalización. Países con mercados anteriormente cerrados trabajaron para abrir e integrar sus economías, impulsados tanto por avances tecnológicos en comunicación y transporte como por decisiones políticas destinadas a eliminar barreras comerciales y fomentar asociaciones internacionales. Las motivaciones detrás de esta apertura fueron las siguientes. En el ámbito económico, la Teoría de la Ventaja Comparativa sugiere que, si cada nación se especializa en producir lo que puede hacer de manera más eficiente, el comercio resultante beneficiará a todos. Políticamente, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, Estados Unidos buscó fortalecer alianzas anticomunistas. Dar acceso al mercado USA se consideró muy importante y, posteriormente, integrar a países ex-soviéticos y a China en el sistema económico global, con la esperanza de que esto promoviera su liberalización y democratización. Como decía Thomas Friedman: “los países con McDonald's nunca irán a la guerra entre sí”. “Si todos somos tan dependientes económicamente unos de otros, tendremos que encontrar una manera de llevarnos bien y esa es la política que hemos estado siguiendo”. Sin embargo, estas teorías no se materializaron como se esperaba. China fortaleció su economía, sí, pero no se democratizó; por el contrario, también fortaleció al PCCh y su poder militar, aprovechando el sistema creado, a menudo en detrimento de las naciones que promovieron su integración. Económicamente, en lugar de un intercambio equilibrado de bienes, muchas industrias se trasladaron fuera de Estados Unidos. Las cadenas de suministro salieron de USA hacia países que implementaron políticas para atraer manufactura, resultando en déficits comerciales significativos para Estados Unidos. Esto llevó a la pérdida de bases industriales y a la transferencia de activos nacionales al extranjero, hipotecando la prosperidad económica futura a cambio de bienes más baratos. Economistas como Paul Krugman argumentaban que los déficits comerciales se corregirían por sí mismos. Sin embargo, cuando esto no ocurrió, otros sugirieron que no importaba, ya que el objetivo principal era maximizar el consumo. Esta perspectiva pasó por alto aspectos cruciales como la calidad del empleo, la trayectoria de la innovación y la seguridad nacional. La globalización no ha funcionado como se anticipó. Ha perjudicado a muchas comunidades y trabajadores. Es esencial reconsiderar y revertir algunas de estas políticas. Por tanto, la Administración Trump refleja un rechazo al modelo de globalización que predominó durante tanto tiempo y que no cumplió con las expectativas.