Lamentable lo que publican hoy en el Washington Post estos "tipejos" de Obama:
"La crisis tiene su origen en un exceso de ahorro de los chinos y japoneses".
Para partirse de risa.
Es decir, usted (o cualquier ciudadano respetable de "oklajoma") baja a la tienda de la esquina y compra un matamoscas made in china por un dolar. El fabricante chino se dirige a su gobierno para que le cambie las divisas por su moneda (el yuan) y el gobierno chino, en vez de re-comprar con dólares su propia moneda en los mercados, a través de su banco central, le da a la manivela de imprimir yuanes o como se llamen; le entrega al fabricante de matamoscas la cantidad correspondiente para que lo gasten en china y el gobierno chino se queda con los dolares "por la patilla". Pero no guarda los dólares en caja como colateral de los yuanes recien creados. ¿Que hace entonces?. Pues además de triplicar su masa monetaria (inflación) en pocos años, descoordinando completamente su estructura productiva, manda los dólares de vuelta a casa: a USA. Se dedica a comprar deuda pública y privada en dolares y euros, rebajando aún más el tipo de interés, financiando y recontrafinanciando al gobierno USA - al que tiene cogido por las pelotas y viceversa- y contribuyendo por tanto aún más a la expansión crediticia mundial. El mundo entero lleno de papelitos.

Y a esto, el "listo" Timothy Geithner, lo llama "ahorro chino". ¡Vamos hombre, hasta el más humilde campesino de la Edad Media (o de Piedra) sabía que ahorrar consiste en la acción humana consciente y deliberada de no consumir en el presente todo lo que se produce, con objeto de satisfacer necesidades futuras!. Los ciudadanos chinos no han ahorrado. No han dejado de consumir. Han gastado, aunque lo hayan hecho en yuanes.
¿Hasta donde llegará la perversión del lenguaje?
El caso es que, por otro lado, reconocen que hay que reformar el sistema financiero pero de ningún modo se plantean eliminar los privilegios del sistema financiero (ya lo conté
hace unas semanas aquí). La razón es sencilla: los gobiernos son los principales beneficiarios de este gran atraco mundial a mano armada, a toda la población, y en especial a pequeños ahorradores, a gente con rentas más bajas y a pensionistas.