El impuesto general sobre las ventas y las leyes de incidencia
por Murray Rothbard
Uno de los problemas más antiguos
relacionados con la fiscalidad es este: ¿Quién paga impuestos? Parecería que la
respuesta es obvia, pues el gobierno sabe a quién le cobra un impuesto
determinado. Sin embargo, el problema no es quién paga el impuesto inmediatamente,
sino quién lo sufre a largo plazo: es decir, si puede o no «trasladarse» del
contribuyente inmediato a otro. El traslado se produce cuando el contribuyente
puede subir su precio de venta para cubrir el impuesto, «trasladándolo» así al
comprador, o si es capaz de bajar el precio de compra de lo que adquiere,
«trasladándolo» así al vendedor.
Además de este problema de la
incidencia de la fiscalidad, hay que analizar otros efectos económicos de
distintos tipos y cantidades de impuestos.
La primera ley de la incidencia se puede enunciar de inmediato y es bastante radical: No puede trasladarse ningún impuesto. En otras palabras: ningún impuesto puede trasladarse del vendedor al comprador o al consumidor final. Más adelante veremos cómo se aplica esto específicamente a impuestos sobre consumos específicos y ventas, en los que generalmente se supone que se pueden trasladar.