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jueves, 15 de diciembre de 2016

La pretendida ausencia de crisis económicas bajo los regímenes socialistas - Cuba: una crisis permanente




La Habana - Cuba - "Matándome lentamente"


Si estás tomando un agradable baño con agua templada y de pronto la temperatura sube a 90 grados, el sistema nervioso envía potentes señales al cerebro en forma de un dolor espantoso para que salgas inmediatamente. Si la señal se bloqueara unos instantes, el resultado serían quemaduras de primer o segundo grado. Si no existiera señal alguna, date por achicharrado. Escaldarse de vez en cuando y curarse las quemaduras es, digamos, sufrir crisis recurrentes. Por el contrario, si estás permanentemente escaldado, no hay crisis (en el sentido habitual que le damos al término en economía), puesto que una crisis ha de venir precedida de un periodo de bienestar.
En las actuales economías mixtas (mal llamadas capitalistas) soportamos "quemaduras recurrentes". El sistema monetario/financiero intervenido por políticos y burócratas a través de sus bancos centrales falsea las señales. Incrementando arbitrariamente la oferta monetaria mediante la rebaja artificial del tipo de interés, se organiza la orgía crediticia, creando un estado de cosas tal, que todos los factores de producción parecen estar en oferta infinita. Sin embargo, el mercado acaba descubriendo las malas inversiones y pone fin a la expansión monetaria, generando la crisis. Cada cierto tiempo salimos escaldados, con graves "quemaduras" en forma de recesiones económicas recurrentes.
En las economías socialistas no hay señales porque no hay mercado. No es la gente quien dirige la producción comprando o dejando de comprar. Son los dirigentes planificadores centrales quienes deciden todo. El órgano supremo de planificación central se ha cargado todo el "sistema nervioso periférico". La sociedad se encuentra siempre en la UCI con el tejido social permanentemente carbonizado. No hay crisis recurrentes en el sentido actual del término, porque la "crisis" es permanente. La sociedad agoniza arrastrándose por el fango durante décadas mientras las élites corruptas que gobiernan, extraen de sus ciudadanos hasta la última gota de sangre y esperanza, (por su bien, naturalmente), y con pleno conocimiento, desde los inicios, de que su sistema es un fracaso total.
En las actuales economías mixtas, el mercado (o lo que queda de él) es el "sistema nervioso" encargado de enviar las señales. En esta economía intervenida, políticos y burócratas se han adjudicado el monopolio de emisión monetaria. La moneda es el bien empleado en los intercambios. Cuando los bancos centrales falsean las señales del sistema de precios mediante la expansión monetaria, tarde o temprano, en el mercado, saltan las alarmas, frenando mas o menos a tiempo la expansión para que los daños no sean irreparables y la cooperación social no salte por los aires destrozando todo el sistema productivo.
En las economías socialistas no hay mercado - o es mero simulacro- por eso no hay crisis y por eso se bloquea la posibilidad de que la estructura productiva de la comunidad socialista "salga de la UCI".

Ludwig Von Mises lo explicó de la siguiente forma:

La pretendida ausencia de depresiones bajo la organización totalitaria  
     
Muchos autores socialistas aseguran que la depresión y la crisis económica son fenómenos inherentes al sistema capitalista de producción. Dicen que el socialismo resulta inmune a tales lacras.      
Sin perjuicio de volver más adelante sobre el tema, parece haber quedado ya demostrado que las fluctuaciones cíclicas de la economía no las provoca el funcionamiento del mercado libre, sino que, por el contrario, son efecto exclusivo del intervencionismo estatal que pretende reducir el tipo del interés por debajo del que el mercado libre fijaría. De momento, sin embargo, conviene concentrar nuestra atención en esa supuesta estabilidad de la planificación socialista. 
Conviene, ante todo, destacar que es el proceso democrático del mercado el que origina la crisis. Los consumidores no están conformes con el modo en que los empresarios [engañados por falsas señales] emplean los factores de producción. Muestran su disconformidad comprando y dejando de comprar. Los empresarios, cegados por el espejismo de unos tipos de interés artificialmente rebajados, no han realizado las inversiones que permitirían atender del mejor modo posible las más acuciantes necesidades del público. Tales yerros quedan al descubierto en cuanto la expansión crediticia se detiene. La actitud de los consumidores obliga a los empresarios a reajustar sus actividades, siempre con miras a dejar atendidas, en la mayor medida posible, las necesidades de la gente. 
Eso que denominamos depresión es precisamente el proceso liquidatorio de los errores del auge, readaptación de la producción a los deseos de los consumidores. 

Por el contrario, en la economía socialista sólo cuentan los juicios de valor del gobernante; las masas no tienen medios que les permitan imponer sus preferencias. El dictador no se preocupa de si la gente está o no conforme con la cuantía de lo que él acuerda dedicar al consumo y de lo que decide reservar para ulteriores inversiones. Si la importancia de estas últimas obliga a reducir drásticamente el consumo, el pueblo pasa hambre y se aguanta. No hay crisis, por la simple razón de que la gente no puede expresar su descontento. Donde no existe vida mercantil, ésta no puede ser próspera ni adversa. En tales circunstancias habrá pobreza e inanición, pero nunca crisis en el sentido que el vocablo tiene en la economía de mercado. Cuando los hombres no pueden optar ni preferir, en forma alguna pueden protestar contra la orientación dada a las actividades productivas. (Ludwig Von Mises)

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Este vídeo de Fernando Diaz Villanueva sobre Cuba ilustra lo que acabo de contar: 56 años de crisis:


Diaz Villanueva - Cuba, 56 años de infamia



Cuba ¿potencia médica?


Escena en hospital cubano






Andy García (actor)

Revuelve las entrañas imaginar que si aquella "Revolución" de 1959 hubiera establecido un Estado de Derecho, con respeto a la libertad individual y protección de la propiedad privada y de los contratos libres, hoy día Cuba sería un país comparable o superior, en todos los parámetros de bienestar, a Suiza, Luxemburgo, Singapur, Nueva Zelanda o Hong Kong, dejando incluso a zonas como Ibiza a la altura de la zapatilla; puesto que ya en la década de los cincuenta (y a pesar de lo que se cuenta para justificar la implantación del marxismo), Cuba no era comparable con los países de su entorno, mucho mas pobres, sino que se codeaba con otros paises mucho mas desarrollados como Italia o Francia, teniendo en 1959, por ejemplo, el doble de renta per cápita que España.



Cuba, pais próspero antes de 1959

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