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domingo, 28 de abril de 2013

Policía. Libertad de Elección del Consumidor. Intervencionismo. (Nueva regulación apartamentos turísticos de particulares)

Todo acto de intervención de los burócratas en el mercado termina generando consecuencias contrarias a las perseguidas por ellos mismos y además, encierra una pretensión dictatorial (Ludwig V. Mises)


Aquí tenemos un sencillo ejemplo actual para desarrollar el razonamiento de L.V.M.: No es democrático obligar a los consumidores a actuar de forma diferente a como lo hubieran hecho espontáneamente: 

El gobierno limitará alquilar viviendas durante las vacaciones.


La situación previa era la siguiente:
Los consumidores eligen. Algunos alquilan apartamentos turísticos, otros casas rurales y pisos vacacionales de particulares, y otros van a establecimientos hoteleros. Los demás nos quedamos en casa. Esto se denomina mercado.

Pero resulta que estas elecciones no son del agrado del gobierno.

Debido a la gran recesión o a lo que sea, el gobernante de turno, pretende favorecer al sector hotelero (los empresarios no son liberales) porque tal concesión de privilegios proporciona al gobernante más ingresos, o porque simplemente pretende ejercer el poder determinando la conducta de sus "subditos" (bajo cualquier pretexto de bien común). Entonces, para ello, haciendo uso de la fuerza, saca a la calle a la POLICÍA. Y, por medio del Boletín Oficial correspondiente, emplea su monopolio de coerción y compulsión para limitar o impedir que los particulares ofrezcan sus pisos vacacionales o apartamentos turísticos en el mercado, anulando la elección de los consumidores
Si tal gobierno pretende denominarse a sí mismo Democrático y defensor de la Libertad, sólo debería hacer uso de la fuerza para proteger la libertad del consumidor y no para impedirla. En este caso, si, por la razón que fuera, el gobernante cree que debe promocionar un determinado sector económico, debería utilizar únicamente LA PERSUASIÓN para convencer a los consumidores de que actúen de una determinada forma y no de otra. Debería tratar de convencer a la gente, sin utilizar la ley, de que reduzcan su demanda de pisos de particulares y aumenten la de los establecimientos hoteleros. Utilizar la fuerza para conseguir esto es un acto dictatorial, puesto que fulmina la previa elección del consumidor.

"Todo individuo es libre para estar en desacuerdo con el resultado de una campaña electoral o con el proceso del mercado. Sin embargo, en una democracia no tiene otro medio de alterar el curso de las cosas que la persuasión" (L.V.M).

Si a mi no me gusta el alcalde de mi pueblo, elegido democráticamente, y organizo un escrache en el domicilio del Lehendakari para que ponga como alcalde a la persona de mi preferencia, esto no es un acto democrático. Es una pretensión claramente dictatorial.
Lo mismo sucede cuando se trata de impedir la libertad de elección del consumidor. Es decir, la misma situación se presenta con respecto al mercado.
El gobierno pretende determinar los ingresos del sector hotelero y de los particulares que alquilan pisos vacacionales así como dirigir la conducta de los ciudadanos. Pero somos nosotros, LOS CONSUMIDORES, los que determinamos esos ingresos cuando efectuamos la elección. Es el mercado el que los determina. Lo que pretende el intervencionista es sustituir la libre elección de los consumidores por la presión de la policía. Cuando se dice que el Estado –o cualquier Órgano Burocrático- debiera tener la soberanía de la política económica, cuando se legisla concediendo privilegios a las grandes empresas y corporaciones (hoteleras, del taxi, farmacéuticas, financieras o eléctricas … ), restringiendo a los emprendedores el libre acceso a la función empresarial, cuando se dice que el gobierno debe hacer esto, aquello ó lo de más allá, lo que realmente significa es que la policía debe obligar a los consumidores a actuar en forma diferente de como lo harían espontáneamente.

Posteriormente, este tipo de regulaciones desembocan provocando un nuevo estado de cosas peor que el anterior. Se provocan consecuencias contrarias a las deseadas por el propio intervencionista. El gobernante, que jamás reconocerá su error, habrá de regular sobre regulaciones anteriores. La diarrea reglamentaria abarrota los boletines oficiales, viniendo a corregir estrepitosos fracasos que los políticos no reconocen y que siempre atribuyen a la “mala elección” de los consumidores, es decir, al mercado.


Legislación bancaria

Ejemplos los hay a miles, algunos realmente catastróficos para los consumidores. Toda la legislación del sector financiero es uno de ellos: desde el abandono del Patrón Oro, hemos tenido Basilea I, Basilea II y ahora después de la Gran Recesión, vendrá Basilea III.  Todas ellas son regulaciones que impiden la libertad de elección de moneda (del medio de intercambio). Regulaciones que provocan la expansión del crédito sin respaldo de ahorro previo: lo que nos ha conducido a esta crisis.

Pobreza energética

Otro ejemplo catastrófico es la regulación eléctrica. Partíamos con el recibo de luz más barato de Europa y hoy en día, es el más caro (exceptuando quizás, a Dinamarca). En las TVs podemos ver a pensionistas y/o parados en sus domicilios, muertos de frío, cubiertos de mantas por no poder pagar el recibo de la luz. Podemos ver en las oficinas bancarias y postales a miles de parados y pensionistas con el aviso de corte de suministro, pagando como y cuando pueden – incluso, sólo con monedas- recibos que suponen en muchísimos casos, un importe equivalente a un tercio o la mitad de su pensión.  
Y todo este desastre, se lo debemos a las subvenciones a las renovables y a la ocurrencia del déficit de tarifa, que ha generado un agujero que asciende hoy a casi treinta mil millones de euros – más gordo que el agujero de Bankia.
Corresponde a los empresarios aplicar PROVISIONALMENTE cualquier innovación tecnológica. Pero nos corresponde a nosotros, los consumidores REVALIDARLA.
Bien, pues en el caso de las eléctricas, las regulaciones de todos los partidos, intervencionistas de derechas e izquierdas, se han pasado a los consumidores por el “arco del triunfo” imponiendo y subvencionando innovaciones tecnológicas precipitadas que no habrían sido revalidadas en ese momento por el consumidor, y ahora sufrimos las consecuencias contrarias a las perseguidas por los políticos.

Limitación de alquileres

En el caso que he puesto de ejemplo arriba - limitación de alquileres - las consecuencias contrarias a las pretendidas por los propios legisladores son imprevisibles y de todo tipo:
- Por un lado, es evidente que así se favorece al lobby hotelero, lo que redundará en un aumento de sus precios.
- Ademas, existe un enorme stock de viviendas sin vender en las costas, y se les ocurre este tipo de normas ¿para qué?, 
- ¿No pretenderán fomentar así el turismo?
- Mercado negro
- Aumento del precio de la nueva vivienda y deterioro de calidad de la actual (no hay más que fijarse en las viviendas con alquileres de renta antigua).
- En las zonas donde no exista stock de viviendas, no es una medida para que aumente la oferta, sino todo lo contrario, se creará escasez y más aun con la absurda regulación urbanística de calificaciones y licencias, que prohíbe construir en todas partes excepto donde los políticos autorizan, en lugar de ser precísamente al revés, es decir, que se pueda construir en cualquier zona excepto donde esté expresamente prohibido, para así de este modo, bloquear gran parte de la corrupción política e impedir la arbitrariedad y la discrecionalidad de los burócratas en la concesión de licencias y recalificaciones.
- Decrecimiento: ¿Acaso son partidarios del decrecimiento económico con el paro que hay?
- ...


La Sareb: el "Banco Malo" 

Y puestos a poner ejemplos catastróficos aquí tenemos uno espectacular: El Banco Malo.





Un nuevo “chiringuito burocrático” con más burócratas ganando un “pastizal”. Rock’n’Roll.
Esto sí que es una regulación, sobre una montaña previa de regulaciones esperpénticas. Esta sí que bloquea a lo bestia la libertad de elección del consumidor. 

Se trata de impedir que sea el mercado el que determine los precios de los bienes inmuebles. Se trata de impedir un descenso brutal del precio de los pisos, de las viviendas, de los locales comerciales, de los talleres, de las naves industriales, de las oficinas, del suelo urbano e industrial, etc. Una disminución drástica del alquiler, o del precio de la futura hipoteca es en realidad un aumento del salario real. Una disminución de los costes empresariales determinada por el establecimiento de auténticos precios de mercado para los inmuebles de uso industrial o comercial supondría el freno de la sangría del desempleo. (A esto habría que añadir los enormes costes que soportan las empresas en su factura eléctrica). Los propios intervencionistas están saboteando la recuperación económica.

El gobierno sabe mejor que tú como gastar tu propio dinero (extracto de "El Ala Oeste de la Casa Blanca"):






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Actualizaciones

*Edito (12/12/13) esta entrada para dar cuenta de lo que están haciendo los políticos con los consumidores y los pequeños propietarios de viviendas turísticas para alquiler. Vean:
http://www.libremercado.com/2013-12-12/la-mayoria-de-ccaa-restringen-el-alquiler-de-viviendas-a-turistas-1276506223/

* Suma y sigue:

Ataque a la libertad individual


Noviembre 2019

Manuel Llamas explica cómo los políticos han expropiado 
a miles de pequeños propietarios en beneficio de grandes cadenas hoteleras







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