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martes, 12 de mayo de 2009

"Cerdos capitalistas" y gasto público.

Las democracias occidentales intervencionistas (o sea, todas), saben de sobra que han exprimido al máximo la posibilidad de incrementar los ingresos fiscales. Desde hace décadas, el método que utilizan para intentar contrarrestar la escasez de capital, es la manipulación del dinero y del tipo de interés, “el milagro de los panes y los peces” que nos ha llevado a esta recesión.
A estas alturas, en realidad, carece de importancia si lo que se persigue con un incremento de los impuestos “inter vivos” o “mortis causa”, es una pretendida redistribución de la riqueza o el aumento de las arcas de la Hacienda Pública. Lo realmente importante son las consecuencias.
Para tal evaluación habrá que tener en cuenta si el proyectado aumento de la presión fiscal es compatible con un aumento de la producción del país o, por el contrario, consigue desincentivarla y disminuirla.
Se podría implantar un IMPUESTO TOTAL que confisque toda clase de rentas por encima de una especie de salario mínimo social fijado por el gobierno; y luego proceder a una “redistribución” en base al "valor" del trabajo de cada uno.
En tal sociedad seríamos todos muy iguales, pero probablemente, al cabo de un tiempo, los ciudadanos somalíes tendrían poco que envidiarnos.
A los consumidores debería importarnos un pimiento si son justificables o no fortunas superiores a 10 ó a 1000 millones, o todo ingreso o patrimonio superior a una determinada cifra. Lo que debería importarnos, como consumidores, es que el aumento o creación de tal o cual impuesto a los super-ricos, sea compatible con un crecimiento y abaratamiento general de bienes y servicios, y que no impida que se proporcionen nuevos y de mejor calidad.
Debería preocuparnos si tal intervención, por muy justa que parezca, está haciendo decrecer el capital total (los bienes de capital), es decir, el "pastel futuro a repartir".
De nada sirve la igualdad en la miseria. Si Fulano, se está forrando porque es el que mejor está satisfaciendo las necesidades de los consumidores, ¿deberíamos confiscar su enriquecimiento?; vale… estará muy bien visto ¿?……pero ¿que consecuencias trae eso?, ¿o nos la trae floja (con perdón) siempre y cuando se despoje de su riqueza a “todo cerdo capitalista explotador”?
En un libre mercado (hoy por hoy no existe tal cosa en estado puro), con normas democráticas preestablecidas que respeten la libertad individual (los contratos y la propiedad privada), no hay riqueza que se sostenga indefinidamente si no satisface la soberanía del consumidor.
Sin embargo ¿Qué es lo que está ocurriendo?, ¿Qué haría usted si fuera el afortunado ganador del sorteo de los euromillones? ¿Crearía empresas para proporcionar riqueza y empleo? ¿Se convertiría de la noche a la mañana en un “cerdo capitalista explotador”, complicándose la vida creando una empresa para vender sus productos a los consumidores mas baratos que la competencia? ¿Se quiere someter a las reglas implacables del mercado y al capricho de los consumidores?
¡Que va hombre!. Inviertalo en Deuda Pública de gobiernos occidentales. ¡Eso si que garantiza la conservación de grandes fortunas sin satisfacer un ápice las necesidades de los consumidores!.

Eso sí ... sólo mientras “todo este tinglado” no se vaya “al carajo”.

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