Javier Milei, Richard Feynman, Murray Rothbard |
Richard Feynman, uno de los grandes físicos del siglo XX, solía decir: "Imagínese cuánto más difícil sería la física si los electrones tuvieran sentimientos". Este comentario ingenioso nos invita a reflexionar sobre la diferencia entre las leyes inmutables de la naturaleza y el comportamiento humano, siempre impredecible, emocional y diverso. Ahora bien, ¿qué sucede cuando tratamos de imponer un control hegemónico centralizado sobre millones de personas que actúan en función de sus propios intereses y emociones?
Aquí entra en juego la definición de mercado que suele difundir Javier Milei: “el mercado es un sistema de cooperación voluntaria, donde los individuos intercambian libremente derechos de propiedad, buscando mutuamente mejorar su bienestar. Esta interacción descentralizada de intercambios de bienes y servicios, permite que los recursos se asignen de manera eficiente, adaptándose de forma continua y dinámica a las necesidades y preferencias de las personas”.