.

.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Los empresarios no son liberales. Soberanía del Consumidor






No lo son. Y menos algún que otro chiflado ultramillonario (revelando su auténtica personalidad megalómana).
Una cosa es el mercado y la función empresarial y otra, los empresarios ya establecidos. 
En esta entrada defiendo el mercado libre y la función empresarial pero no a los empresarios ("empresaurios") ya instalados,  que se alían con el poder político, bien para obtener privilegios y regulaciones que bloquean la soberanía del consumidor; bien para tratar de poner en práctica sus  totalitarios proyectos propios del chiflado-faraónico que llevan dentro.

Pongamos unos ejemplos recientes:

1. Libertad de horarios comerciales.

El pasado puente, todos los comercios de Bizkaia cerraron. Tanto los grandes como los pequeños tuvieron que cumplir la legislación local.
Y los consumidores, (esos cretinos que no sabemos que es lo mejor para nosotros mismos), abarrotaron los centros comerciales cántabros.



Somos tan impulsivos e irracionales que la mejor forma de ayudarnos es arrebatarnos la libertad de elegir. 

Los políticos nos venden mercancía averiada y la mayoría la compra; nos prohíben decidir cuando, donde, cómo y con quien establecer transacciones voluntarias mutuamente beneficiosas.


Mercadona, Laredo (Cantabria)
7-12-2014 (puente de la Constitución)


2.  Google News  y la reforma de la Propiedad Intelectual.

Leña al mono que es de goma.  No es el primer ataque contra esta empresa que, hasta hoy, nos presta gratis sus servicios a todos los consumidores. 


Casos Uber y Google News

Como es habitual, este sistema podrido intervencionista (grupos organizados - lobbies y políticos- aplastando los derechos de los grupos desorganizados), consiste en una lucha de todos contra todos, en busca de regulaciones que liquiden la competencia. En esta ocasión, los medios de comunicación tradicionales han conseguido de los políticos que promulguen la correspondiente legislación contra los recién llegados (tasa a Google News) para "jodernos" a todos (los desorganizados) consumidores.
 



Gracias a Google News los medios de comunicacion digitales reciben millones de entradas de los internautas (consumidores) a sus paginas web ... ; bueno, pues encima pretenden cobrar a Google por ello.  Resultado: Google cerrará Google News. 





"La redistribución de la renta no se efectúa de ricos a pobres, sino de grupos desorganizados a grupos organizados (lobbies). El Estado no auxilia a quienes más lo necesitan, sino a quienes disfrutan de una mayor capacidad para presionar e influir sobre políticos y burócratas." (Profesor Rallo)




3. Los taxistas y Uber.  

Parafraseando a Jose A. Del Moral

"... no es de recibo que los taxistas, un sector supuestamente de emprendedores cuyo único bagaje es tener en propiedad una licencia concedida por la gracia del político de turno pueda llegar a frenar en toda España las actividades de una de las startups más disruptivas del mundo. Sin olvidar que, mientras mande el mismo matón del patio, las tarifas que pagamos todos seguirán siendo abusivas, hasta el punto de tener diferencias del 132% (más del doble) de una ciudad a otra. Aquí siguen mandando los mismos monopolios abusadores, las mismas castas, de siempre. Para cambiar el país y hacer que emprender sea algo realmente atractivo hay que empezar por modificar radicalmente las viejas estructuras económicas y sus protagonistas. Hay que resetear España. Mientras no se haga, recomiendo emprender fuera."

Uber-beneficia-a-todos

Aquí tenemos otro ejemplo de como los "empresaurios" ya establecidos - da igual que sean grandes, pequeños o autónomos organizados - tienen de liberales pro mercado lo que yo de obispo.

La cuestión es que una minoria organizada va a conseguir la prohibición de una aplicación que pone libremente en contacto a usuarios y conductores. Con tan sólo un teléfono móvil, el usuario conoce el trayecto, el chofer y el precio de antemano.
Bueno pues ... , los consumidores, por los "santos cojones" de políticos y "asociados", tendremos que desplazarnos, no como nos de la santísima gana a nosotros, sino, como ellos nos impongan, porque somos tan necios y lerdos que necesitamos protección para no autolesionar nuestros propios intereses.

4. Las empresas hoteleras contra Uber y contra el alquiler de pisos vacacionales.

Como hemos dicho antes, da lo mismo que los empresarios sean grandes o pequeños, la cuestión es, una vez establecidos, tratar de conseguir privilegios del poder político, para poner barreras de entrada a la competencia. 
Todo ello muy liberal y pro mercado, si,sí.


Los hoteles contra los pisos en  alquiler

Y la misma canallada están perpetrando políticos y grandes empresas hoteleras contra los propietarios de viviendas vacacionales en alquiler y sus inquilinos (nosotros los consumidores). Ya escribí un post sobre este asunto: Intervencionismo, Policía y Libertad de Elección del Consumidor.

Los consumidores hacemos nuestras propias elecciones, pero cuando no son del agrado de políticos y grupos de presión bien organizados, sacan a la policía para meternos en vereda. La soberanía del consumidor se la pasan por el arco del triunfo. 
Y algunos le llaman a esto neoliberalismo. ¡Jetas!

5. Tabacaleras y Farmacéuticas (con sus correspondientes médicos a sueldo) contra el cigarro electrónico (vaporizador personal). 

Aquí otros dos lobbies "turbo-neoliberales" tratando de conseguir que los consumidores del vaporizador electrónico soporten la misma carga impositiva y las mismas prohibiciones que soportan los fumadores de tabaco (a pesar de que en tales dispositivos electrónicos ni hay tabaco, ni su consumo "es fumar", puesto que no hay combustión alguna).
Es otro ejemplo de la alianza entre políticos y grandes multinacionales contra pequeños emprendedores y consumidores.
Puedes informarte aquí.



Conclusión: los realmente liberales pro mercado somos los consumidores, no los grandes empresarios, y menos aún los políticos. 
Este post no es un ataque contra el colectivo empresarial. Al contrario, es una defensa de la función empresarial y del libre mercado. 
Desgraciadamente, los empresarios en un sistema intervencionista como el actual se dedican más al  cabildeo que a acumular capital en beneficio de todos. Veamos:
No hace mucho, nada menos que toda la cupula empresarial en Hispanistán pidió a los políticos la suspensión del libre mercado. 





Independientemente de lo que votemos en las elecciones (incluso en contradicción con lo votado) los realmente liberales somos los consumidores. Lo demostramos todos los días AL ACTUAR, "votando en el mercado". Millones de ciudadanos "buscándose la vida", comprando o dejando de comprar; intentando pasar de una situación peor a otra mejor; intercambiando trabajo y/o producción con aquellos que nos proporcionan los mejores y mas baratos bienes y servicios, sean quienes fueren. Implacables arruinando a productores y vendedores grandes, grandísimos, pequeños o medianos; solo enriquecemos a los que nos proporcionan bienestar o nos eliminan malestar con su oferta de bienes y servicios. Los empresarios que pretendan sobrevivir en este medio - soberanía del consumidor, sin privilegios - solo pueden hacerlo satisfaciendo cada vez mejor las necesidades de los consumidores; la inmensa mayoría. Los empresarios ya establecidos no tienen incentivos para ser  liberales en el actual sistema intervencionista. Siempre habrá muchos potenciales emprendedores deseosos de enriquecerse, para lo cual, forzosamente habrán de ofrecernos productos mejores y más baratos; y por tanto, estos nuevos emprendedores, amenazarán constantemente con desplazar a los empresarios que ya se creían cómodamente viviendo de pasadas conquistas, para siempre. 

Estos últimos siempre que puedan, intentarán impedirlo tratando de arrancar de los políticos medidas antiliberales como las expuestas a continuación. 


"1. Precios garantizados, subvenciones o rescates. En un mercado libre, todas las empresas deben estar sujetas a los deseos de los consumidores. Eso implica que ningún capitalista tiene garantizadas sus rentas futuras, sino que éstas aflorarán en tanto en cuanto sigan siendo capaces de satisfacer mejor que el resto a los consumidores. Este principio, claro, no es sólo de aplicación a capitalistas y empresarios, sino a todos los agentes económicos (de ahí la muy extendida percepción de que somos esclavos del mercado); pero lo importante es que también les es aplicable a ellos. En consecuencia, los liberales se oponen a todo tipo de tretas estatistas dirigidas a burlar esta servidumbre al consumidor, como pueden serlo los precios garantizados (el Estado compra la mercancía estropeada de un empresario a precios más altos que los que están dispuestos a abonar los consumidores), las subvenciones (se obliga a los contribuyentes a sufragar un proyecto empresarial que no concuerda con sus gustos como consumidores y, por tanto, se somete a estos últimos a los caprichos del empresario) o los rescates (compañías fallidas que han destruido más riqueza de la que han sido capaces de crear y que deberían desaparecer pero a las que se les reflota en contra de los deseos últimos de los consumidores). Los empresarios gustan de precios garantizados, de subvenciones y de rescates; los liberales, no.(JRR)


http://www.elmundo.es/economia/2015/01/26/54c53c1a268e3eb5218b4580.html


2. Barreras de entrada al mercado. Si el empresario debe servir al consumidor en todo momento mejor que los demás, es evidente que su puesto dentro de la organización económica peligra cada segundo. Puede que ahora mismo no conozca de ninguna amenaza, pero eso no significa que no se esté preparando en algún garaje o en algún despacho un plan de negocios que a corto, medio o largo plazo termine destronándolo. Los empresarios que se hallan dentro del mercado adoran, por consiguiente, todo tipo de trabas y de barreras de entrada que impidan que empresarios con nuevas ideas los desbanquen. Los liberales, en cambio, se oponen a toda regulación que bloquee esa sana competencia, precisamente porque la competencia permite enterrar a los empresarios menos eficientes: ni licencias, ni reglamentaciones que impongan gravosos costes iniciales, ni concesiones exclusivas, ni siquiera patentes. De nuevo, los empresarios ya asentados adoran las restricciones a la competencia; los liberales las detestan.(JRR)

3. Aranceles y otras barreras proteccionistas. Una forma de protección contra la competencia que, por su importancia, ha adquirido entidad propia son los aranceles, las cuotas y demás barreras proteccionistas. Este armazón mercantilista blinda a las empresas nacionales de la competencia exterior, asegurando a los empresarios que se han especializado en atender al mercado interno que van a mantener su cortijo. Dado el tamaño de la economía mundial en relación con el de la economía nacional, sólo hay que pensar en la enorme desazón que siente un empresario nacional cuando, de repente, caen las barreras comerciales y se encuentra con toda una marabunta de potenciales competidores extranjeros. De ahí que muchísimos empresarios adoren el proteccionismo comercial, mientras que los liberales siempre han sido marcadamente librecambistas. Nuevamente, los empresarios van por un lado, los liberales por otro.(JRR)

4. Crédito artificialmente barato. Capitalistas y empresarios suelen tener, al menos en un comienzo, una relación pasional con el crédito barato. Muchos empresarios venden la mayor parte de sus mercancías a crédito (viviendas, grandes electrodomésticos, automóviles, etc.), de modo que, a más crédito, más ventas. Asimismo, para montar una empresa, o para multiplicar sus rendimientos, es necesario capital, y una forma de obtener ese capital de manera asequible es con un volumen de crédito artificialmente abaratado. A su vez, los empresarios proveedores de ese crédito artificialmente barato y abundante –los banqueros– también obtienen plusvalías extraordinarias por su mayor volumen de negocio. Por tanto, casi todos los empresarios están encantados con las expansiones crediticias derivadas de la privilegiada situación de los bancos. Por el contrario, los liberales rechazan las manipulaciones inflacionistas del crédito e incluso llegan a proponer para evitarlas el abandono de la moneda fiduciaria y el cierre de esos monopolios estatales llamadosbancos centrales que tanto convienen y benefician a los bancos privados. Otro punto donde empresarios y liberales chocan de frente.(JRR)

5. Planes de estímulo y obra pública. Una posible derivada de las expansiones crediticias es el endeudamiento estatal dirigido a acometer todo tipo de proyectos disparatados, como puede ser la obra pública megalómana. Muchas empresas están encantadas con tales planes de estímulo por cuanto incrementan sus ingresos (sobre todo, las que son directamente beneficiarias de los contratos estatales, pero también aquellas que salen ganando por el estímulo temporal del gasto agregado). De hecho, tales estímulos no son más que una forma de subvención y, como todas las subvenciones, son rechazados frontalmente por los liberales. Otro ejemplo de no coincidencia de pareceres entre unos y otros."(JRR)

6 comentarios:

nineuk dijo...

¿Y qué te parece el combate (perdido) contra la piratería en la música?

Kaialde dijo...

La propiedad intelectual es problemática y su regulación actual insostenible.
Recomiendo la lectura del ensayo de Kinsella (Contra la propiedad intelectual):
https://www.google.es/url?sa=t&source=web&rct=j&ei=0YSTVK64JOaBywOvwICoBA&url=http://ronpaulspanish.com/wp-content/uploads/2012/05/ContraPropiedadIntelectual-Kinsella.pdf&ved=0CCIQFjAB&usg=AFQjCNG7hV97-eRlaSt-lC7AqAsWwQsRbw&sig2=xX2QB_JW5o60VIfEViLv0w

Guillermo dijo...

El lobby es un lobo para el hombre.

Guillermo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Guillermo dijo...

Y ahora más en serio, hay un tema al que ando dando vueltas a propósito de lo de los cigarrillos electrónicos. Es el hecho de que los lobbies hacen, desde un punto de vista de teoría de juegos, que el bien de unos pocos suponga el mal de muchos, dando lugar a un juego de sumatorio menor que cero. Me gustaría saber cuál es la manera de maximizar el sumatorio de los miles de millones de personas del mundo jugando a buscar su bien, sin caer en la tiranía de la mayoría que tan bien criticabas en tu artículo sobre el bien común. ¿Quizá un “lobby humano”, que con estrategias lobbistas pudiese competir contra los otros lobbies, y defendiese a unos “accionistas” llamados EL SER HUMANO?

Kaialde dijo...

Hola Guillermo:
De Teoría de Juegos no se nada, lo siento. Probablemente conocerás a un colega tuyo, el psiquiatra norteamericano Thomas Szazs. Tiene un ensayo titulado “Contra el Estado Terapéutico” (que se puede descargar en internet). Creo que refleja bastante bien el problema.
Por otro lado, los lobbies no hacen, los lobbies consiguen que los políticos hagan. Y éstos pueden hacerlo porque vivimos en un Estado Terapéutico. Es la ideología dominante hoy en occidente. El Estado del Bienestar es un Estado Terapéutico-Paternalista. Si a esto le añadimos un problema que ya es casi psiquiátrico, como es el que la gente acepte como una realidad cosas que todos sabemos que son ficción, pues entonces, estamos arreglados. Por ejemplo, creer que es real la representatividad de los políticos democráticos cuando resulta que la representación solo puede ser individual (un individuo que concede poder de representación a otro) o ficciones como que la soberanía puede ser popular cuando la realidad es que solo puede ser individual.
Un saludo.