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miércoles, 29 de abril de 2009

¿Que pasa, que no puede fabricar el pais más dinero? ó ¿Como va esto? (Andy & Lucas)


Fue entonces cuando Andyrepentinamente iluminado,
se puso muy serio y se dirigió a la entrevistadora:
-"Oye, tú que tienes estudios...", empezó la frase, con toda la modestia
de que sólo la infinita sabiduría es capaz.
Y remató:

-"¿QUÉ PASA, QUE NO PUEDE FABRICAR EL PAÍS MÁS DINERO O CÓMO VA ESTO?".

Bien, vale .... No lo saben Andy y Lucas (ni tienen porque saberlo). Y no lo sabe el periodista que publica el artículo, que realmente no tiene ni zorra idea de cual es la respuesta a la pregunta de Andy puesto que, si no, la hubiera respondido.
¿Por qué los actuales “Estados del Bienestar” no pueden permitir que quiebren las entidades financieras y sin embargo el resto de empresas, sí que se pueden ir al carajo?

¿Esto funciona así, fatal e inexorablemente, “por designio Divino”?. Lo cierto es que funciona así porque la inmensa mayoría de los ciudadanos no sabe como funciona. Si conocieran el "mamoneo", otro gallo nos cantaría.

lunes, 27 de abril de 2009

El hombre olvidado


William Graham Sumner


«... tan pronto como A observa algo que le parece una injusticia y cuyas consecuencias súfrelas X, consulta con B y ambos propugnan se apruebe una ley destinada a remediar el mal y a ayudar a X. Su ley siempre persigue determinar lo que C debe hacer por X o, en el mejor de los casos, lo que A, B y C deben hacer por X.... Lo que deseo es llamar la atención sobre C.... Le llamo el Hombre Olvidado. ... Es el hombre en quien nunca se piensa. Es víctima de reformadores, especuladores sociales y filántropos y espero demostrarles a ustedes antes de terminar que merece nos preocupemos de él, tanto por su personalidad como por las muchas cargas que ha de soportar

"La mayoría de los proyectos filantrópicos o humanitarios se ajustan al siguiente esquema: A y B se reúnen para decidir lo que C debe hacer por el bien de D. Todos los esquemas de este tipo están viciados radicalmente, desde el punto de vista sociológico, por el hecho de que a C no se le permite opinar acerca del asunto, y de que su posición, su carácter y sus intereses, así como los efectos que se producirán sobre la sociedad por su conducto, se pasan totalmente por alto. C es lo que yo llamo el Hombre Olvidado"(William Graham Sumner - 1883).



Es una ironía histórica el que cuando la primera frase de arriba —del Hombre Olvidado— fue resucitada en los años cuarenta del siglo pasado, fuese aplicada no a C, sino a X, y sin embargo, C, a quien entonces se pedía mantuviese mayor número todavía de individuos X, se hallaba más olvidado que nunca. Es C, el Hombre 0lvidado, a quien siempre se recurre para salvar el trasero del político demagogo, al objeto de que pague las consecuencias de su hipócrita generosidad.



"Todas las leyes prohibitorias, suntuarias y moralizadoras contienen la misma falacia. A y B deciden ser abstemios, lo cual suele ser una determinación sabia, y a veces necesaria. Si A y B están motivados por consideraciones que les parecen buenas, esto es suficiente. Pero A y B se reúnen para proponer que se promulgue una ley que obligue a C a ser abstemio por el bien de D, quien corre peligro de beber demasiado. No se ejerce presión alguna sobre A y B, quienes hacen lo que consideran correcto y les gusta. Rara vez la hay sobre D, a quien eso no le gusta y lo evita. Toda la presión recae sobre C. Y entonces surge la pregunta: ¿Quién es C? Es el hombre que utiliza las bebidas alcohólicas con cualquier propósito honesto, que hace uso de su libertad sin abusar de ella, que no provoca problemas públicos y no molesta a nadie. El es, nuevamente, el Hombre Olvidado, y tan pronto como lo saquemos de la oscuridad en que está sumido veremos que es precisamente lo que cada uno de nosotros debería ser".

"Los amigos de la humanidad parten de ciertos sentimientos benévolos hacia "los pobres", "los débiles", "los trabajadores" y otros a quienes hacen sus favoritos. Generalizan estas clases y las tornan impersonales, con lo cual las convierten en mascotas sociales. Luego se vuelven hacia las otras clases y apelan a su simpatía, a su generosidad y a cualquier otro sentimiento noble que albergue el corazón humano. La acción que proponen es una transferencia de capital de aquellos que están en mejor situación hacia los que están peor. Sin embargo, el capital es la fuerza que mantiene y lleva adelante la civilización. Una misma parte de capital no puede usarse de dos maneras diferentes. Por lo tanto, cada porción de capital que se le da a un miembro inútil e ineficiente de la sociedad, que no la hace rendir ganancias, se aparta de un uso reproductivo; pero si se la destinara a un uso reproductivo, le sería concedida, en forma de salario, a un trabajador eficiente y productivo. Por ende, el que realmente sufre a causa de una benevolencia semejante, que consiste en gastar capital para proteger a los inservibles, es el trabajador diligente. Pero no obstante, jamás se piensa en él en cuanto a esto. Se da por sentado que tiene lo que necesita y se hace caso omiso de él. Esto únicamente demuestra cuan poco se han popularizado hasta ahora las verdaderas ideas sobre economía política. Existe un prejuicio casi invencible, según el cual el hombre que da un dólar a un pordiosero es generoso y tiene buen corazón, pero el que rechaza al mendigo y pone el dólar en una cuenta de ahorro es mezquino y despreciable. El primero está poniendo capital allí donde lo más seguro es que se lo desperdicie, y donde será algo así como la semilla de donde surgirá una larga serie de dólares futuros que desperdiciará para evitarse la violencia de rechazar el pedido de ayuda, pese a la compasión que experimenta. Puesto que el dólar podría haber sido transformado en capital y entregado a un trabajador que, al ganarlo, lo estaría reproduciendo, podría considerarse que se le está quitando a éste. Cuando un millonario le da un dólar a un mendigo, la ganancia que este último obtiene es enorme, y la pérdida de utilidad para el millonario es insignificante. Por lo general el análisis se detiene en este punto. Pero si el millonario convirtiera ese dólar en capital, lo pondría en el mercado de trabajo en forma de demanda de servicios productivos. Por lo tanto, hay otra parte interesada, a saber, la persona que presta servicios productivos. Siempre hay dos partes, y la segunda es, siempre, el Hombre Olvidado, y todo aquel que quiera comprender realmente este tema debe buscar a este Hombre Olvidado. Al encontrarlo, comprobará que es digno, laborioso, independiente y que se mantiene con sus propios recursos. No es, técnicamente, "pobre" o "débil"; se ocupa de sus propios asuntos, y lo hace sin quejarse. En consecuencia, los filántropos nunca piensan en él y lo desprecian".

domingo, 26 de abril de 2009

Tipos de interés



Siguiendo a Ludwig Von Mises, en una economía monetaria (donde sea posible el cálculo económico) diremos: que el tipo de interés es un fenómeno que llevamos todos los humanos en nuestras cabezas, independientemente de lo que digan o hagan gobiernos y bancos centrales. Es el descuento de bienes futuros por bienes presentes. Es la tasa de preferencia temporal que determina la mayor valoración de los bienes presentes con respecto a los bienes futuros. Es la relación que existe entre la valoración que damos a satisfacer una necesidad en el presente y la valoración que damos a satisfacerla en el futuro. Cada ser humano tiene su propia valoración. En función de ella (junto a otros factores -riesgo, inflación- u otras motivaciones psicológicas), cada agente de la economía de mercado, ahorra, invierte o consume. Y - sin intervenciones institucionales- acude al mercado (expresión de sus valoraciones) para ofrecer su ahorro o para demandar el ahorro de otros.

sábado, 25 de abril de 2009

Quienes tan dolorosamente sufren las penalidades del reajuste, deberían cuidarse de impedir una nueva expansión crediticia...




*"….Pero los quebrantos morales que ocasiona son aún mas graves que los perjuicios materiales. La gente pierde la fe en si misma y desconfía de todo. Cuanto mayor fue primero su optimismo, tanto mas honda es luego la desesperanza y frustración. Suele el hombre atribuir los favores del destino a la propia valía, considerándolos justo premio a su laboriosidad, talento y probidad. Para los reveses de la fortuna, en cambio, busca siempre a alguien a quien responsabilizar y suele atribuirlos a la irracionalidad de las instituciones políticas y sociales. No se queja de los gobernantes cuando fomentan la expansión crediticia, pero les achaca el insoslayable resultado final. Para el público el único remedio contra los males producidos por la inflación y la expansión crediticia consiste en incrementarlas.




Hay, dicen, instalaciones cuya capacidad productiva no se aprovecha o al menos no en el grado en que podría serlo. Hay montones de mercancía sin salida y ejércitos de obreros sin trabajo. También hay multitudes que desearían ampliar su consumo, cubrir sus necesidades del modo mas cumplido posible. Lo único que falta es crédito. La expansión crediticia permitirá a los empresarios proseguir o ampliar la producción y quienes se encuentren sin trabajo hallarán nuevos empleos que reforzarán su capacidad adquisitiva y les permitirá comprar todas esas mercancías invendidas. El argumento parece plausible, pero es totalmente falso.







Si las mercancías no pueden venderse y los obreros no encuentran trabajo es porque los precios y los salarios son demasiado elevados. Quien desea colocar sus mercaderias o su capacidad laboral, debe reducir sus pretensiones hasta encontrar comprador. Tal es la ley del mercado. Es así precisamente como se orientan las actividades de cada uno por los cauces que permiten atender mejor las necesidades de los consumidores. 




Las inversiones desacertadas hechas en el periodo de auge han inmovilizado factores inconvertibles de producción en determinados cometidos, detrayéndolos de otros donde eran mas urgentemente requeridos. Esos factores están mal repartidos entre las diversas ramas industriales, y su perfecta distribución solo puede remediarse mediante la acumulación de nuevos capitales y su inversión donde más se necesitan. Se trata de un proceso necesariamente lento…



A nada conduce perturbar el proceso de readaptación mediante nuevas actividades expansionistas. Tales intervenciones, en el mejor de los casos, solo sirven para interrumpir, dificultar y, en definitiva, retrasar el fin de la depresión, si no es que incluso llegan a desatar una nueva expansión con todas sus inexorables consecuencias. Se retrasa el proceso de reajuste, aun sin nuevas expansiones crediticias, por los efectos psicológicos que provocan en la gente los desengaños y sinsabores. Todo el mundo quiere engañarse creyéndose poseedor de inexistentes riquezas. Los hombres de negocios prosiguen proyectos sin rentabilidad y gustosos cierran los ojos ante la desagradable realidad. Los trabajadores demoran la rebaja salarial que la situación del mercado exige; quisieran evitar tener que reducir su nivel de vida, cambiar de ocupación o trasladarse a otras zonas. La gente está tanto mas descorazonada cuanto mayor cuanto mayor había sido antes su optimismo. Magnificas oportunidades, por falta de fe y espíritu emprendedor quedan desaprovechadas. 




Pero lo peor es que los hombres son incorregibles: al poco tiempo, redescubrirán la expansión crediticia y, una vez más la triste historia se reiniciará.


Quienes tan dolorosamente sienten las penalidades del reajuste deberían cuidarse de impedir a tiempo toda expansión crediticia....."



Por Ludwig Von Mises. La acción humana, Human Action 1949. (texto: Unión Editorial, 7ª edición, pag 682 y siguientes)


"Las continuas alzas y bajas de la actividad económica, la inevitable secuencia de auges y depresiones, son los insoslayables efectos provocados por los reiterados intentos de rebajar el interés bruto de mercado mediante la expansión crediticia. No hay forma de evitar el colapso final de todo auge desatado a base de expansión crediticia. Tan sólo cabe optar entre provocar más pronto la crisis poniendo fin voluntariamente a la expansión crediticia o dejar que, por sí solos, el desastre y la ruina total del sistema monetario se produzcan algo más tarde".

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Actualización: voz de Ludwig Von Mises, conferencia 1962
"Es un mito que exista un conflicto entre empresas y empleados"




*Las entradas de este blog, estarán basadas fundamentalmente en los textos del más grande economista de todos los tiempos: Ludwig Von Mises, contadas de la forma mas sencilla que me sea posible.