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sábado, 25 de abril de 2009

Quienes tan dolorosamente sufren las penalidades del reajuste, deberían cuidarse de impedir una nueva expansión crediticia...




*"….Pero los quebrantos morales que ocasiona son aún mas graves que los perjuicios materiales. La gente pierde la fe en si misma y desconfía de todo. Cuanto mayor fue primero su optimismo, tanto mas honda es luego la desesperanza y frustración. Suele el hombre atribuir los favores del destino a la propia valía, considerándolos justo premio a su laboriosidad, talento y probidad. Para los reveses de la fortuna, en cambio, busca siempre a alguien a quien responsabilizar y suele atribuirlos a la irracionalidad de las instituciones políticas y sociales. No se queja de los gobernantes cuando fomentan la expansión crediticia, pero les achaca el insoslayable resultado final. Para el público el único remedio contra los males producidos por la inflación y la expansión crediticia consiste en incrementarlas.




Hay, dicen, instalaciones cuya capacidad productiva no se aprovecha o al menos no en el grado en que podría serlo. Hay montones de mercancía sin salida y ejércitos de obreros sin trabajo. También hay multitudes que desearían ampliar su consumo, cubrir sus necesidades del modo mas cumplido posible. Lo único que falta es crédito. La expansión crediticia permitirá a los empresarios proseguir o ampliar la producción y quienes se encuentren sin trabajo hallarán nuevos empleos que reforzarán su capacidad adquisitiva y les permitirá comprar todas esas mercancías invendidas. El argumento parece plausible, pero es totalmente falso.







Si las mercancías no pueden venderse y los obreros no encuentran trabajo es porque los precios y los salarios son demasiado elevados. Quien desea colocar sus mercaderias o su capacidad laboral, debe reducir sus pretensiones hasta encontrar comprador. Tal es la ley del mercado. Es así precisamente como se orientan las actividades de cada uno por los cauces que permiten atender mejor las necesidades de los consumidores. 




Las inversiones desacertadas hechas en el periodo de auge han inmovilizado factores inconvertibles de producción en determinados cometidos, detrayéndolos de otros donde eran mas urgentemente requeridos. Esos factores están mal repartidos entre las diversas ramas industriales, y su perfecta distribución solo puede remediarse mediante la acumulación de nuevos capitales y su inversión donde más se necesitan. Se trata de un proceso necesariamente lento…



A nada conduce perturbar el proceso de readaptación mediante nuevas actividades expansionistas. Tales intervenciones, en el mejor de los casos, solo sirven para interrumpir, dificultar y, en definitiva, retrasar el fin de la depresión, si no es que incluso llegan a desatar una nueva expansión con todas sus inexorables consecuencias. Se retrasa el proceso de reajuste, aun sin nuevas expansiones crediticias, por los efectos psicológicos que provocan en la gente los desengaños y sinsabores. Todo el mundo quiere engañarse creyéndose poseedor de inexistentes riquezas. Los hombres de negocios prosiguen proyectos sin rentabilidad y gustosos cierran los ojos ante la desagradable realidad. Los trabajadores demoran la rebaja salarial que la situación del mercado exige; quisieran evitar tener que reducir su nivel de vida, cambiar de ocupación o trasladarse a otras zonas. La gente está tanto mas descorazonada cuanto mayor cuanto mayor había sido antes su optimismo. Magnificas oportunidades, por falta de fe y espíritu emprendedor quedan desaprovechadas. 




Pero lo peor es que los hombres son incorregibles: al poco tiempo, redescubrirán la expansión crediticia y, una vez más la triste historia se reiniciará.


Quienes tan dolorosamente sienten las penalidades del reajuste deberían cuidarse de impedir a tiempo toda expansión crediticia....."



Por Ludwig Von Mises. La acción humana, Human Action 1949. (texto: Unión Editorial, 7ª edición, pag 682 y siguientes)


"Las continuas alzas y bajas de la actividad económica, la inevitable secuencia de auges y depresiones, son los insoslayables efectos provocados por los reiterados intentos de rebajar el interés bruto de mercado mediante la expansión crediticia. No hay forma de evitar el colapso final de todo auge desatado a base de expansión crediticia. Tan sólo cabe optar entre provocar más pronto la crisis poniendo fin voluntariamente a la expansión crediticia o dejar que, por sí solos, el desastre y la ruina total del sistema monetario se produzcan algo más tarde".

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Actualización: voz de Ludwig Von Mises, conferencia 1962
"Es un mito que exista un conflicto entre empresas y empleados"




*Las entradas de este blog, estarán basadas fundamentalmente en los textos del más grande economista de todos los tiempos: Ludwig Von Mises, contadas de la forma mas sencilla que me sea posible.




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