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sábado, 1 de diciembre de 2018

Diferencia entre el ladrón común, el socialdemócrata y el comunista.




El ladrón común* no desea destruir el mercado, ni acabar con la policía: si todos robaran a todos, se les acabaría el chollo porque reventaría el sistema que les proporciona riqueza a cambio de nada. De modo que, en el negocio de robar y atracar (fuera de la ley), se desata una fuerte tendencia hacia la creación de una jerarquía mafiosa que expulsará del saqueo el exceso de competencia con objeto de no poner en peligro el sistema de fuentes de ingresos.
Los políticos socialdemócratas se apropian de la riqueza creada por otros (dentro de la ley) y, al igual que el ladrón común, su intención no es destruir el mercado. Sin embargo, a diferencia de éste último, los socialdemócratas, mediante impuestos, tasas, cotizaciones, tributos, regulaciones, expropiaciones, subvenciones, concesiones, licencias, prohibiciones, organismos, agencias, observatorios, chiringuitos ... etc; crean un gigantesco entramado (grupos de presión) donde todos intentan robar a todos*, lo que inevitablemente, multiplica las fuentes de destrucción del mercado, es decir, conduce al colapso del sistema que les proporciona riqueza a cambio de nada; por lo que, temerosos de llegar al punto de no retorno, normalmente, reculan, y, mediante elecciones democráticas, al igual que la jerarquía mafiosa, expulsan el exceso de competencia auto-limitando el número de saqueadores.
Por el contrario, un comunista ni es un ladrón común ni es socialdemócrata. No le basta el saqueo. Pretende la dominación. Un comunista es aquel que promoverá siempre sobrepasar el punto de no retorno. Es un "ganadero de seres humanosdisfrazado de socialdemócrata, cuyo mérito reside en saber conducir el rebaño humano en provecho propio, haciéndoles creer que es por el bien común.

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Socialdemocracia  - Ron Swanson



"Socialdemocracia" por Javier Cansado






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*Un trabajador intercambia trabajo por dinero con un empresario; un tendero intercambia huevos por dinero con un cliente; un paciente intercambia dinero por servicios con un doctor, y así sucesivamente. En un régimen de libertad, donde no se permita el uso de violencia, todo hombre tiene el derecho a intercambiar o a no intercambiar, como y con quien quiera. Luego cuando se intercambia algo, ambas partes se benefician. Hemos visto que si se obliga a intercambiar, al menos una parte pierde. Incluso es dudoso que el ladrón gane a largo plazo, pues una sociedad en la que se hayan practicado la violencia y la tiranía a gran escala reducirá tanto la productividad, y se verá tan afectada por el miedo y el odio, que incluso los ladrones pueden sentirse insatisfechos cuando comparen su botín con lo que podrían haber ganado produciendo y comerciando en el libre mercado. (Rothbard)
El libre mercado es precisamente lo más opuesto a la sociedad de la «selva». La selva se caracteriza por la guerra de todos contra todos. Un hombre solo puede obtener ganancias a costa de otro si se adueña de la propiedad del mismo. Con todos en un nivel de subsistencia, hay una verdadera lucha por sobrevivir, donde los más fuertes aplastan a los más débiles. En el libre mercado, por el contrario, uno solo obtiene ganancias sirviendo a otro, aunque también puede limitarse a una producción de autosuficiencia, en un nivel primitivo, si así lo prefiere......Es el estatismo el que está reinstaurando la ley de la selva, volviendo así al conflicto, la falta de armonía, la lucha de castas, la conquista y la guerra de todos contra todos, y la pobreza general. En lugar de la «lucha» pacífica de la competencia en el servicio mutuo, el estatismo instituye el caos en el cálculo y la lucha mortal de la competencia darwinista social por los privilegios políticos y la subsistencia limitada.(Rothbard)







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