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viernes, 19 de febrero de 2010

El curioso caso de "Benjamin Zapateruton": "Compañeros, a consumir" (Un aumento de la demanda de bienes de consumo no conduce siempre a un incremento de la inversión)


"A CONSUMIR"

"Compañeros, a trabajar y también conviene que consumáis".
Así se despidió Zapatero de sus compañeros militantes, como puede verse en este video.



No les dice: Compañeros a ahorrar. Les dice: “Compañeros: a consumir”.
Incluso en muchos foros he leído "que la gente que no ha perdido el trabajo en esta crisis, debería aumentar su consumo … por solidaridad" ¿¿¿???.
Veamos:
A primera vista, si la demanda de bienes de consumo aumenta, las empresas producirán más y por tanto contratarán más trabajadores y ampliarán sus equipos de producción.

En principio, esto, a la mayoría de la gente, le parece razonable.
Y si el sector privado no lo hace, debería ser el sector público quien gaste más, endeudándose,  para incentivar el consumo (tiene que ser mediante endeudamiento porque si lo hace mediante impuestos, indudablemente estará provocando directamente una disminución del consumo de aquellos a quienes arrebata el dinero).

Pero a poco que nos pongamos a pensar, el asunto no cuadra. En primer lugar lo hemos visto sobre el terreno en este país: la demanda de bienes de consumo y materias primas fué máxima a finales del 2007 y sin embargo, la demanda de los bienes de inversión -los de la burbuja- estaba cayendo yá en picado; y el famoso PLAN E de ZP , ha destruido todos los empleos que ha creado). Vemos pues que el razonamiento contiene a priori graves errores lógicos.

Plan E - Presupuesto 973€, colocación de tres farolas


Si fuera como ZP cree, la demanda de bienes de consumo aumentaría a la vez que la demanda de bienes de inversión (de producción) y como acabamos de ver, en 2007 la demanda de bienes de consumo ya estaba variando de forma inversa a la de inversión.
Según ZP: al panadero le demandan más pan, de modo que, encarga la fabricación de otro horno y contrata más trabajadores.
El pan es el bien de consumo y el horno el bien de inversión.
La demanda de pan aumenta y la demanda de hornos también. Tanto para fabricar el horno como para despachar más pan se necesita más factor trabajo, por lo que el paro total disminuye. Es aquello que nos enseñaban en la Universidad: "El flujo circular de la renta".  El ahorro y el factor tiempo no existen. El proceso productivo no tiene etapas temporales ... Así que todo el mundo tan contento ... y santas pascuas.
Pero, a nada que uno piense, lo que zapatero está pidiendo es más consumo a todo el mundo (empresarios y trabajadores) y eso incluye también a todos los panaderos (es decir a los demandantes de bienes de producción). Y si éstos últimos consumen una mayor parte de su renta, lo que pide zapatero, no podrán reponer y menos aún, contribuir a aumentar los bienes de capital (el horno cuando quede inservible u obsoleto), por lo que la producción futura de bienes de consumo sería menor que la actual.
Podrá quizás, el panadero, aumentar la producción por un tiempo, pero, todo tiene un límite. El horno tiene su propia frontera de posibilidades de producción a partir de la cual empezará a “sufrir achaques” y a echar humo por sobrecarga de trabajo. Y antes o después llegará el momento de la reposición. 
Pero lo esencial es que tanto para fabricar pan (bienes de consumo) como para fabricar hornos (bienes de inversión) se necesitan bienes no específicos, como más energía y más materias primas, por lo que, en caso de lanzar al mercado nuevos medios de intercambio (más crédito) con este propósito, la demanda de aumentará dóblemente. Se demandarán a la vez más bienes de consumo y más bienes de inversión. Serán inevitables los cuellos de botella. Para aumentar la producción de todos los bienes no específicos de ambos procesos, o sea, los comunes a todas las etapas de producción, como la energía y materias primas, etc, previamente, se necesita dedicar tiempo, recursos y trabajo para producirlos. Si antes no se han producido estos bienes no específicos, necesarios para producir bienes de inversión, habrá que arrebatárselos a los empresarios de la producción de bienes de consumo (o cercanos). Así que para aumentar la inversión habrá que reducir el consumo.
Entonces, la demanda de bienes de consumo variará en sentido inverso a la demanda de bienes de inversión. Para que ésta aumente, aquella ha de disminuir. Es decir, lo contrario de lo que cree ZP.

Si el panadero es propietario del horno, es un capitalista, puesto que el horno es un bien de capital. Todos los bienes de inversión son bienes de capital puesto que sirven para producir otros bienes. Denominamos capital, al valor monetario de mercado de los bienes de capital.
El panadero debe cuidarse muy mucho de no consumir su propio capital –el valor monetario de su horno- puesto que se quedaría sin ingresos en el futuro.
Para conservar su capital –y aumentarlo- debe ahorrar. No deberá consumir la totalidad de su renta.
Su horno no es más que una máquina. Con el tiempo, quedará inservible por haber agotado su vida útil. Si gasta absolutamente todos los ingresos de la venta de pan, al final, cuando el horno se descacharre, no podrá reponerlo. Si quiere conservar y/o aumentar su capital deberá ahorrar valiéndose del cálculo económico para reponer su equipo de producción. Es una decisión suya y solo suya. (Hago esta observación para recordar la falsedad que supone afirmar que el capital es un fondo que se reproduce sólo. No es así. Depende de miles de millones de decisiones diarias de los propietarios de bienes de capital).
Pero para ahorrar es necesario reducir el consumo. Si el panadero no ha ahorrado y nadie lo ha hecho, no podrá reponer el horno y entonces, no solo él perderá su capital, sino que el conjunto de la sociedad también lo perderá. Todos nos quedaremos sin un horno que nos está prestando un gran servicio produciendo bienes de consumo.
Por el contrario, si alguien ha ahorrado, aunque no fuera el panadero, entonces éste podrá pedír prestado y de esta forma, aunque la riqueza del panadero no sea la misma, puesto que se ha endeudado, la de la sociedad, en conjunto, sí lo será, puesto que se podrá reponer el horno y proporcionarnos pan en el futuro sin interrumpir el suministro, aunque el panadero tenga que asociarse con el nuevo prestamista-capitalista. Ese alguien que ha ahorrado, previamente, ha tenido que haber reducido voluntariamente su consumo.
Si todos han ahorrado un poquito pero no lo suficiente individualmente, el panadero puede pedir prestado a todos (a través del sistema financiero).
Si todos han ahorrado, esto implica, que previamente habrán tenido que reducir su consumo, insisto. Todos nos quedaríamos sin pan mientras se construye el nuevo horno, de no haber un tercero que, anticipando las necesidades futuras, haya invertido su ahorro y/o el de los demás, en la fabricación de un horno, que incluso, pueda ser muy superior al antiguo (nuevos bienes de inversión), capaz de producir muchas más unidades en menos tiempo y con menos coste.
La gente piensa en el ahorro como ahorro en dinero. Pero para una mejor visualización de todo este proceso, quitemos de la cabeza por un momento el medio de cambio indirecto, o sea, el dinero, e imaginemos el ahorro como lo que realmente es, desde un punto de vista económico: bienes que no se consumen de inmediato que sirven para cubrir el periodo de tiempo de fabricación de otros bienes de orden superior que a su vez servirán para producir en el futuro nuevos bienes de consumo en mayor cantidad y/o calidad que antes, en el sentido de que poseen mayor capacidad para eliminar malestar (o proporcionar bienestar). El ahorro es la oferta de bienes presentes. Ahorrar es renunciar a consumir en el presente para hacerlo en el futuro. Implica pues, un sacrificio.

En una primitiva y pequeña comunidad autárquica que vive de la tierra, el ahorro consiste únicamente en bienes de primera necesidad que cubren el periodo de producción hasta que llega la siguiente cosecha. En una compleja sociedad de división del trabajo, el ahorro se va transformando. En principio, los bienes de primera necesidad sirven para subsistir mientras se trabaja en la producción de nuevos bienes intermedios cercanos al consumo. Posteriormente ambas categorias de bienes ahorrados se emplearían en la producción de nuevos bienes intermedios de orden superior, y así sucesivamente, alargando las etapas del proceso productivo a medida que mediante decisiones individuales, se vaya acumulando capital. Este es el modo o proceso de aumentar los bienes de capital: siempre mediante decisiones individuales que impliquen ahorro.
Dicho sea de paso, acabamos de describir la diferencia fundamental entre los paises ricos y pobres: la cantidad de bienes de capital por habitante. Y dicho sea de paso, Los gobiernos no ahorran. Los gobiernos consumen ahorro de otros.

Bien, vemos pues, que la demanda de hornos solo puede aumentar si previamente disminuye el consumo corriente. Las cosas son así de tozudas. ¡Que le vamos a hacer! No se puede ahorrar gastando más, lo mismo que uno no se cae hacia arriba.

Lo que proporciona el extraordinario flujo creciente de nuevos bienes de consumo cada vez mejores y más baratos es el haber acertado en la inversión del ahorro. Cuando los gobiernos subvencionan están arriesgando lo producido por otros sin hacerse responsables de su fracaso. Los únicos autorizados capaces de certificar o revalidar tal acierto, son los consumidores, cuando compran o dejan de comprar.

Hemos visto que, para aumentar la inversión, y por tanto para conservar y acumular capital, previamente hay que ahorrar y por ende reducir el consumo. De manera que la demanda de bienes de inversión se mueve en sentido inverso a la demanda de bienes de consumo. Si un  gobernante, mete su torpe pezuña y rompe este delicado equilibrio, pretendiendo sustituir el ahorro por cantidades adicionales de moneda (endeudándose), sin advertir que existe este mecanismo –teoría del capital- a través del cual, más temprano que tarde, un aumento en la demanda de bienes de consumo provocado por una expansión monetaria nos lleva a una disminución de la demanda de bienes de inversión, terminará empobreciendo a toda la sociedad provocando un decrecimiento de los bienes de capital por habitante.


Siguiendo a Hayek (en Precios y Producción): “si fuera verdad que un aumento de la demanda de bienes de consumo conduce siempre a un incremento de la inversión, la consecuencia sería que cuanto con más urgencia se demandaran bienes de consumo, más caería su oferta. Más y más factores serían trasvasados a la producción de bienes de inversión, y al final, como la demanda de bienes de consumo llegaría a ser de una gran urgencia, no se produciría ningún bien de consumo".


Sería algo así como pretender rejuvenecer a medida que pasa el tiempo; y cuanto más tiempo pase mas rejuvenece uno. Cosas de "Benjamin Zapateruton" y de los políticos socialistas de todos los partidos que  persisten en ignorar las leyes económicas.









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