.

.

martes, 13 de octubre de 2015

Miguel Sebastián: "Jamás nos planteamos pinchar la burbuja inmobiliaria". Richard Ebeling: " Teoria Austriaca del Ciclo Económico" , (ensayo completo y bonus track de Juan Ramón Rallo)



Dice el exministro que la existencia de la burbuja entonces era sólo un riesgo teórico y que pincharla hubiera supuesto enviar a 100.000 personas al paro.




La pregunta correcta es:
¿Cuantos millones de personas no habrían engrosado las listas del paro por cada año de expansión monetaria que nos hubiera evitado?

Para los políticos,  el día a día personal está totalmente disociado de la teoría económica. Ninguno de ellos quiere profundizar. Lo que hacen es hablar, hablar y hablar de sus necesarias gestiones, de sus conquistas y de su cara bonita. Jamás será visto un político o burócrata que pida reducir el presupuesto de la Administración que él dirige.
Si has leído hoy esta entrevista al ex-ministro y necesitas una Teoría previa para interpretar la Historia, aquí tienes una muy buena síntesis de la Teoría que mejor explica la realidad de la crisis:


La teorìa austrìaca del ciclo económico
por Richard M. Ebeling, febrero 1999

La teorìa austrìaca del ciclo económico fue desarrollada por primera vez por Ludwig von Mises, quien se basó en las contribuciones de su profesor austrìaco Eugen von B–hm-Bawerk y los escritos del economista sueco Knut Wicksell.
Richard Ebeling
Los economistas austrìacos, especialmente a partir de Bohm-Bawerk, han enfatizado que toda producción requiere tiempo y que todo proceso productivo involucra necesariamente un período de producción desde el momento en que se inicia el proceso productivo hasta el momento en el que el producto terminado está listo para la venta y en última instancia el consumo. Los Austríacos también explicaron que para poder llevar a cabo un proceso de producción que consume tiempo se requieren ahorros. Los ahorros son necesarios para liberar recursos del consumo inmediato, de manera que estén disponibles para la inversión en la formación y el mantenimiento de capital, y para ofrecer bienes y recursos que mantengan empleados a aquellos que trabajan en procesos de producción que se encuentran en desarrollo.
Los ahorros surgen de las preferencias intertemporales de los participantes del mercado, quienes están dispuestos a renunciar al uso presente y al consumo de bienes y recursos para transferirlos a aquellos que desean utilizar dichos bienes y recursos en procesos de producción. Las interacciones de oferentes y demandantes por estos recursos generan las tasas de interès de mercado que balancean ahorros e inversión. Al mismo tiempo, los ahorros disponibles que resulten del intercambio en el mercado intertemporal ponen lìmites a los perìodos de producción que pueden ser llevados a cabo y sostenidos con èxito, dada la cantidad de fondos ahorrados disponibles para sostenerlos en el largo plazo.
En 1898 Wicksell publicó Interès y Precios. Adaptó la teorìa del capital y de los procesos de producción consumidores de tiempo de Bohm Bawerk y la llevó un paso más allá. Wicksell explicó que en los mercados reales los bienes no se intercambian directamente entre sì. En realidad es el dinero el que hace de intermediario en todas las transacciones, incluyendo la transferencia de ahorros a potenciales prestatarios e inversores. Los individuos ahorran en forma de ingresos monetarios no gastados en consumo. Dejan entonces parte de sus ahorros monetarios como depósitos en bancos, los cuales hacen de intermediarios financieros en las transacciones intertemporales del mercado.
Los bancos reúnen los ahorros monetarios de numerosas personas y prestan estos ahorros a prestatarios confiables a la tasa de interès que prevalece en el mercado y que equilibra la oferta de ahorro y su demanda para inversiones. Los prestatarios utilizan entonces los ahorros monetarios para ingresar al mercado y demandar el uso de recursos, capital y trabajo, ofreciendo precios monetarios para comprarlos o contratarlos. Por ello la disminución en la demanda de dinero y los menores precios de los bienes de consumo debido al ahorro- y el aumento de la demanda y los mayores precios monetarios de bienes de producción debido a la inversión- actúan como la forma en que el mercado acomoda y reasigna recursos y trabajo de fines de consumo a procesos de producción capital intesivos.
Pero Wicksell señaló que precisamente porque el dinero sirve de vìnculo intermediario al conectar las decisiones de ahorro con las decisiones de inversión, puede producirse un desequilibrio muy peculiar y perverso en el proceso de inversión-ahorro. Supongamos que los ahorros de una sociedad fueran justo suficientes como para financiar procesos productivos de exactamente un año de duración. Ahora supongamos que en esa misma sociedad la autoridad monetaria del gobierno incrementa la cantidad de dinero a disposición de los bancos para otorgar crèditos. Para atraer prestatarios, los bancos reducirìan la tasa de interès a la que otorgan crèditos.
La menor tasa de interès causada por la expansión monetaria llevará a un aumento del valor presente de los proyectos de inversión con mayores horizontes temporales hasta su finalización. Ahora supongamos que, en consecuencia, los prestatarios llevan a cabo proyectos de inversión que involucran un perìodo de producción de dos años de duración. Dado que ahora se demandan más recursos y trabajo para los proyectos de inversión de dos años de duración, parte de los factores de producción serìan alejados de los proyectos de inversión de un año de producción. Como resultado, al cabo del primer año, habrá menos bienes de consumo disponibles para ser vendidos a los consumidores. Al haber menos bienes de consumo en el mercado, aumentará su precio y los consumidores se verán obligados a disminuir sus compras de bienes de consumo. Wicksell afirmaba que los consumidores se veìan forzados a ahorrar, deberìan consumir menos en el presente y esperar hasta que concluya el segundo año y los proyectos de producción de dos años de duración hayan sido concluidos para que haya una mayor oferta de bienes de consumo.
Al mismo tiempo, la mayor oferta de dinero para recursos y bienes tenderìa a hacer que aumente su precio y, en consecuencia, la sociedad experimentarìa una inflación general de precios durante este proceso. Si la autoridad monetaria repitiera el aumento en la oferta monetaria perìodo tras perìodo, el resultado serìa un "proceso acumulativo" de aumento de precios.
En su libro "Teorìa del Dinero y del Crèdito" , Ludwig von Mises aceptó en lìneas generales el análisis de Wicksell de los efectos de la expansión monetaria sobre la producción y los precios. Pero llevó la idea de Wicksell más allá, mostrando el proceso a travès del cual una expansión monetaria de este tipo crea una "crisis económica" y genera una serie de eventos conocidos como el "ciclo económico".
Mises hacìa una distinción entre dos tipo de crèditos que se ofrecen en el mercado: "crèdito mercancìa" y "crèdito circulatorio." Fritz Machlup, alumno y seguidor de Mises en la aplicación de la teorìa austrìaca del ciclo económico, denominó a estos dos tipos de crèdito "crèdito de transferencia" y "crèdito creado". Usaremos esta última terminologìa porque designa con mayor claridad la distinción que quiso hacer Mises.
Si no se produjera ningún aumento en la oferta monetaria, entonces todos los ahorros monetarios provenientes de ingresos representarìan una transferencia real de control de mercado sobre recursos y trabajo de los que reciben los ingresos a potenciales inversores. Los ahorristas habrán prestado una cantidad real de recursos, representados por el valor monetario de estos recursos reales, para actividades de inversión en vez de utilizarlos más directa e inmediatamente en la manufactura de bienes de consumo. Este "crèdito de transferencia" de recursos reales para fines de inversión serìa devuelto a los ahorristas cuando los crèditos monetarios fueran devueltos con el interès acordado. La suma de dinero devuelta tendrìa entonces la capacidad de adquirir una mayor cantidad de bienes reales y servicios para fines de consumo. Y los proyectos de inversión llevados a cabo con el crèdito de transferencia tendrìan horizontes temporales consistentes con los ahorros disponibles y con el perìodo por el que se realizaron los crèditos.
Sin embargo, la autoridad monetaria del gobierno tiene la capacidad de trastornar este delicado equilibrio entre ahorro e inversión mantenido por las tasas de interès de mercado. Por su capacidad de expandir la oferta monetaria, la autoridad monetaria tiene el poder de crear crèdito. El "crèdito creado" es indistinguible del crèdito de transferencia en las transacciones de mercado. Representa unidades adicionales del medio de cambio que son intercambiables con todas las otras unidades de dinero ofrecidas en el mercado a cambio de bienes y servicios. Por ello estas unidades son tan aceptadas en las transacciones de mercado como las unidades de la oferta monetaria existente antes de la expansión monetaria.
Mises afirmaba que existe, sin embargo, una diferencia importante: no se produce la disminución en la demanda de los consumidores por bienes, servicios y recursos que ocurre normalmente ante la decisión de ahorrar más que antes, para compensar el aumento en la demanda de recursos y trabajo por parte de los inversores que han tomado el crèdito creado que se les ofrecìa en el mercado de crèdito.
En este punto, Mises aplicó su teorìa de la no neutralidad del dinero para explicar la secuencia de eventos que ocurrirìa con mayor probabilidad desde el punto de vista lógico. Con el crèdito recientemente creado, los inversores que adquirieron estos nuevos crèditos atraerìan recursos y trabajo de la producción de bienes de consumo y de los proyectos de inversión de menores horizontes temporales para iniciar proyectos de inversión de mayores perìodos de producción. Para lograr atraer recursos y trabajo hacia actividades de inversión que consumen más tiempo, estos inversores deberìan ofrecer un precio mayor por los factores de producción requeridos, para poder alejarlos de sus usos alternativos en la economìa. Los crèditos recientemente creados pasan a estos factores de producción como mayores ingresos monetarios. Se convierten en los receptores de segunda vuelta del dinero recientemente creado. Salvo que cambien las preferencias intertemporales de estos factores de producción, y en consecuencia su disposición a ahorrar, sus demandas reales por bienes de consumo serìan las mismas que antes del incremento de la oferta monetaria. Aumentarìa, por lo tanto, su demanda monetaria por bienes terminados y servicios en la misma proporción de su ingreso que antes.
Como resultado, los precios de los bienes de consumo tambièn empezarìan a aumentar. Pero como se han reasignado los recursos, alejándolos de la producción de bienes de consumo, hay menos de estos bienes disponibles en el mercado, lo que intensifica el aumento de precios de los mismos. Como los factores de producción gastan su mayor ingreso en bienes de consumo, los vendedores y productores de bienes de consumo se vuelven los receptores de tercera vuelta del dinero recientemente creado. Los productores de bienes de consumo incrementan ahora su demanda por aquellos mismos factores de producción escasos para reatraerlos hacia el sector de bienes de consumo de la economìa, y hacia proyectos de inversión con horizontes temporales más cortos para satisfacer la mayor demanda de bienes de consumo. Los factores de producción que ahora vuelven a ser utilizados en la producción de bienes de consumo se transforman en los receptores de cuarta vuelta del dinero creado.
Aquellos que inicialmente habìan tomado el crèdito creado ahora se encuentran con numerosas dificultades para continuar y finalizar algunos de los proyectos de inversión de largo plazo, dados los crecientes costos de continuar empleando las cantidades requeridas de factores de producción que están regresando a los sectores de bienes de consumo de la economìa. Comienza entonces a emerger una "crisis" a medida que cada vez más proyectos de inversión a largo plazo no pueden ser continuados por problemas financieros. La demanda por más crèditos para poder continuar con los proyectos iniciados presiona la tasa de interès a la alza, creando una crisis aún mayor en los sectores de inversión de la economìa. La fase expansiva o "boom" del ciclo económico ahora se transforma en una fase contractiva o depresión del ciclo, a medida que un número creciente de proyectos de inversión colapsan, sean dejados incompletos, y resulten en una mala inversión de capital en proyectos de inversión largos y económicamente insostenibles.
La única manera en que estos proyectos de inversión podrìan ser temporalmente salvados serìa que la autoridad monetaria del gobierno incrementase nuevamente la oferta monetaria, creando más crèdito. Pero esto meramente reiniciarìa el mismo proceso con el mismo resultado inevitable. Si la autoridad monetaria intenta impedir este resultado inevitable a travès de cada vez mayores aumentos de la oferta monetaria, el resultado final será una creciente tasa de inflación que amenazarìa con la destrucción y el colapso del sistema monetario de la sociedad.
A travès de este análisis, Mises llega a la conclusión de que las causas del ciclo económico en las sociedades modernas no se deben buscar en alguna falla intrìnseca de la economìa de mercado. La causa básica se encuentra en la manipulación del dinero y del crèdito por parte del gobierno.

Richard M. Ebeling es titular de la cátedra Ludwig von Mises en el Hillsdale College, Michigan y vicepresidente de asuntos acadèmicos de The Future of Freedom Foundation. Este articulo fue originalmente publicado en Freedom Daily.
Traducción de Verena Wachnitz.

El estado y la planificación central de la moneda: Los economistas Austrìacos y de Chicago
por Richard M. Ebeling, mayo 1999

En el perìodo posterior a la segunda guerra mundial, las dos escuelas lìderes en el pensamiento de libre mercado han sido la escuela Austrìaca, encabezada por Ludwig Von Mises y Friedrich Von Hayek; y la escuela de Chicago, encabezada por Milton Friedman y George Stigler. Juntas, han realizado un análisis de gran rigurosidad y lucidez, criticando los peligros y errores de las polìticas socialistas, keynesianas e intervencionistas. Pese a las diferencias entre sus respectivos mètodos de análisis, ambos grupos han alcanzado una conclusión similar: solo una economìa de libre mercado puede asegurar Libertad y prosperidad.
Ambas escuelas rechazan el argumento keynesiano acerca de la inestabilidad de la economìa de mercado y su tendencia a generar perìodos extensos de desempleo y recursos ociosos. Ambas sostienen que cuando se suceden perìodos inflacionarios o de depresión económica, ocurren como resultado de la intervención del Estado, que tiende a reducir la flexibilidad del mercado para hacer frente a los cambios circunstanciales. Y finalmente, ambas escuelas de pensamiento intuyeron que las polìticas monetarias y fiscales (particularmente del tipo keynesiano) provocarìan menor estabilidad y no más.
Pero los economistas de la escuela Austrìaca y los de Chicago, han diferido en un número importante de puntos en el campo de la historia, la teorìa y la polìtica monetaria. Una diferencia fundamental, son las diferentes interpretaciones acerca de los orìgenes y soluciones a la Gran Depresión del 30. Las distintas interpretaciones sobre dicho perìodo surgen a partir de sus diferentes concepciones de la influencia del dinero en la economìa. Y esas disidencias nacen a partir de los distintos criterios utilizados para estudiar el proceso económico.
Siguiendo la tradición de Chicago, Milton Friedman y la mayorìa de los teóricos monetaristas aceptan la idea keynesiana de macroeconomìa o de análisis agregado. Por ejemplo, en una rèplica a algunos de sus crìticos publicada en 1974, en el volumen intitulado Milton Friedman's Monetary Framework: A Debate with his critics, Friedman dijo: "Releyendo la Teorìa General, he recordado que gran economista fue Keynes y cuánto simpatizo con su visión y la de sus seguidores... Creo que la teorìa de Keynes, es el tipo correcto de teorìa; por su simplicidad y su concentración en unas pocas magnitudes clave, es potencialmente fructìfera. No la he rechazado entonces por estos motivos, sino porque creo que ha sido derrotada por la evidencia: sus predicciones no han sido confirmadas por la experiencia".
Según Friedman, la teorìa de Keynes es incompleta a partir de su estrecha concepción de la elección de las personas al momento de decidir entre gastar el dinero y no hacerlo. "Cuando las alternativas entre las que los individuos han de elegir se multiplican, la demanda de dinero se torna más estable de lo que Keynes pensaba", concluye Friedman.
Pero, mientras que proclama basar su propuesta en las decisiones individuales de consumo, propone la utilización de agregados estadìsticos y promedios que dejan de lado las decisiones individuales, camuflando asì el mecanismo de decisión del actual proceso de mercado. Es asì como Friedman, del mismo modo que Keynes, se concentra en los agregados macroeconómicos concibiendo asì: una demanda agregada de dinero vinculada a una oferta total de dinero; la repercusión sobre gasto agregado que implica un aumento en la oferta total de dinero; y el impacto resultante sobre la producción agregada en el corto plazo y sobre el nivel general de precios en el largo plazo.
Al respecto los economistas austrìacos han tomado una postura muy diferente. Ellos afirman que es muy importante no olvidar que tanto los promedios estadìsticos como la producción total y el nivel general de precios o de salarios, en realidad no existen. Son la creación de economistas estadìsticos que sumando y promediando aritmèticamente los precios, los salarios y la producción individual de una multitud de bienes y servicios comprados y vendidos en el mercado. O como Friedrich Hayek dijo: "En resumidas cuentas, ni los agregados ni los promedios interactúan; jamás podrán establecerse relaciones de causa y efecto entre ellos como aquellas que se establecen entre los fenómenos individuales, los precios individuales, etc. Luego, la escuela de Chicago intenta establecer conexiones directas entre la cantidad total de dinero, el nivel general de precios y la producción total. Todo ello, sabiendo que ninguna de estas magnitudes como tales ejercen una influencia sobre las decisiones de los individuos".
Concentrándose en los efectos agregados que producen los cambios en la cantidad de moneda sobre la producción y el nivel de precios, Friedman no duda en afirmar que un incremento o variación en la tasa de crecimiento de la oferta de dinero repercute en la producción y el empleo de la economìa, siendo este efecto transitorio y limitado. En el largo plazo, como los salarios y los precios son sensibles a las variaciones en la cantidad de dinero, el único efecto duradero será un más alto nivel general de precios y salarios, sin oscilaciones permanentes en la cantidad agregada de empleo y producción.
Cualquier efecto sobre los precios relativos, la localización de los recursos o la distribución del ingreso durante un perìodo de inflación monetaria será temporal y de poca importancia, afirma Friedman. Son simplemente los efectos del "primer round", que en la perspectiva de largo plazo tendrán escasa significación. O como Friedman lo expresó en la referida rèplica a sus crìticos: "Una forma de caracterizar el enfoque de la teorìa cuantitativa del dinero, es no darle demasiada importancia a los primeros efectos".
Friedman llega a su conclusión analizando los cambios en la oferta de dinero de la siguiente forma: Imaginen que un helicóptero arroja dinero al azar sobre la población; la gente recoge ese dinero y procede a gastarlo hasta que los precios suben a un nivel lo suficientemente alto como para equilibrar otra vez la demanda de dinero con la oferta.
Contrarios a esto, los Austrìacos afirman que mientras que no hay dudas acerca de los efectos del aumento de la oferta monetaria en el largo plazo, algunas cosas mantendrán sus precios constantes a pesar de la suba de los precios en general; resulta entonces necesario analizar el proceso por medio del cual la variación en la oferta de dinero ingresa a la economìa y particular la forma en que influye sobre las distintas ofertas y demandas individuales, sobre los precios individuales y los planes de producción. O como el economista Austrìaco Oskar Morgenstern dijo: "Si no nos proveen de una mìnima noción acerca de: ¿dónde se origina este dinero adicional? ¿Dónde es inyectado? ¿Con què diferentes magnitudes? y ¿A travès de que caminos y a què velocidad penetra en la economìa?, muy poca información no es proporcionada. El mismo relato, tendrá consecuencias muy diferentes si la suma de dinero es inyectada vìa crèditos a los consumidores o prèstamos a productores, vìa Departamento de Defensa o subsidios de desempleo, etc. Dependiendo de las condiciones subyacentes en la economìa cada modalidad de inyección monetaria producirá una consecuencia diferente aún tratándose de la misma cantidad agregada de dinero. Por lo tanto, el análisis monetario deberá combinarse con un análisis detallado del flujo de los commodities y los servicios".
Los Austrìacos han considerado este detallado análisis de la influencia no neutral del dinero, como esencial para comprender por completo cualquier tipo de efecto vinculado a la inflación en una economìa de mercado.
A partir de la comprensión de sus diferentes puntos de vista acerca de cómo analizar mejor el dinero y los procesos inflacionarios en la economìa de mercado, no resulta sorprendente concluir que vean las causas y las soluciones de la Gran Depresión en forma diferente. Friedman, por ejemplo observa la dècada del '20 y concluye que la polìtica de la Reserva Federal en ese tiempo no era inflacionaria en absoluto, con un nivel general de precios medianamente estable durante toda la dècada. Dice Friedman: "Si existiera alguna crìtica a las polìticas de la Reserva Federal, deberìa ser que a comienzos de la dècada del '30 el banco central americano no hizo demasiados esfuerzos para incrementar la oferta de dinero, luego de haberla contraìdo alrededor de un tercio para sacar a la economìa Americana fuera de la depresión".
Los austrìacos miran más allá que la estabilidad de precios de la dècada del veinte y afirman que si no se hubiera expandido la oferta de dinero en esa dècada, los precios hubiesen bajado lentamente para reflejar un significativo incremento en la productividad y en la producción a partir de las innovaciones tecnológicas y la acumulación de capital. En su lugar, la expansión monetaria de la Reserva Federal mantuvo los precios en un nivel mayor al que de otra manera hubiese estado, creando asì la ilusión de la estabilidad económica a travès de un nivel estable de precios. Con lo cual terminó llevando en dirección errónea al capital de inversión, al trabajo y a los recursos. Las polìticas erráticas de la Reserva Federal se terminaron de evidenciar luego de 1929.
Cuando la Depresión económica comenzó, la solución hubiese podido ser: impulsar la reducción del capital mal invertido, impulsar una baja de precios y salarios que reflejara el ocaso de la actividad económica y la disminución en la cantidad de dinero causada por los quebrantos bancarios (a partir de los malos prèstamos otorgados y los retiros masivos de dinero por parte de la gente). En su lugar, primero la administración de Hoover y luego el New Deal de Roosevelt, hicieron todo lo necesario para evitar las saludables y necesarias correcciones del mercado. Fueron entonces èstas las verdaderas causas de la prolongada duración de la profunda crisis económica.
Sin embargo, al fin y al cabo, ambos: los intelectuales Austrìacos y los de Chicago llegan a una conclusión común de gran relevancia: La planificación central de la moneda ha creado gran inestabilidad económica en el siglo XX, gracias a que el dinero y el sistema bancario no han sido alejados del control del gobierno. 


Richard Ebeling es profesor de la cátedra Ludwig von Mises de Economìa en Hillsdale College, Michigan y se desempeña como vicepresidente de Asuntos Acadèmicos en The Future of Freedom Foundation.


Traducción de Eneas A. Biglione y Germán Messina


Bonus Track

Teoría austriaca del ciclo económico y materias primas


Publicado el 03 marzo 2011 por Juan Ramón Rallo

¿A qué se refiere la Escuela Austriaca cuando dice que las crisis son fruto de las malas inversiones del auge previo? Pues a que la estructura productiva es insostenible en el sentido de que no puede producir a tiempo los bienes de consumo que demandan los ahorradores.

¿Tiene esto algo que ver con el boom de precios de las materias primas? Pues si no somos muy cerriles, alguna relación deberíamos encontrarle. La escasez no es algo que súbitamente nos haya caído del cielo, sino consecuencia del hiperdesarrollo de unos sectores económicos

Para que no quede duda, vayamos a Huerta de Soto y su libro Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos. ¿Cuál es, según el profesor, la primera reacción espontánea del mercado ante la expansión crediticia previa? Pues “el crecimiento del precio relativo de los factores originarios de producción (trabajo y recursos de la naturaleza)”. Que se haya dado escasez de trabajo es más discutible viendo las cifras deparo, aunque tengamos en cuenta que si el precio mínimo del petróleo estuviera fijado por ley a 500 dólares el barril, probablemente también habría excedentes invendidos de petróleo.

En todo caso, lo que sí es evidente es que se ha producido una escasez estructural de materias primas. ¿Por qué motivo? Por dos, seguimos con Huerta de Soto: “Por un lado, la mayor demanda monetaria de recursos originarios que efectúan los capitalistas de las diferentes etapas del proceso productivo, y que se hace posible racias a los nuevos créditos que les concede el sistema bancario. Por el lado de la oferta, hay que tener en cuenta que, al haberse producido la expansión crediticia sin el respaldo de un aumento del ahorro, no se liberan factores originarios de producción de las etapas más próximas al consumo”
.
Si no les convece Huerta de Soto, podemos recurrir a Robert Murphy:

it’s more accurate to say that during the boom period, entrepreneurs (led by false signals) invest in projects that are individually rational and “efficient,” [vivienda] but that don’t meshwith each other [materias primas]. In other words, it’s not so much that a farmer forgets to plant some of the seed corn in order to have a future crop. Rather, it’s that a farmer plans on expanding his output [viviendas], and so he plants much more than he did in the past, but unbeknownst to him, the owners of the silos and railroads (needed to bring the harvest to market) [materias primas] aren’t expanding their own operations at the same pace.

“es más exacto decir que durante el período de auge, los empresarios (guiados por señales falsas) invirtieron en proyectos que son individualmente racionales y "eficientes" [vivienda], pero que no encajan entre sí [Materias Primas]. En otras palabras, no es tanto que un agricultor se olvida de sembrar algo de la semilla de maíz con el fin de tener una cosecha futura. Más bien, es que un agricultor planea expandir su producción [viviendas], y así él planta mucho más de lo que hizo en el pasado, pero sin él saberlo, los dueños de los silos y ferrocarriles (necesario para llevar la cosecha al mercado) [Materias Primas] no están expandiendo sus propias operaciones al mismo ritmo”

 ¿Suficientemente claro? Pues si tampoco les convence Robert Murphy, podemos ir a las conclusiones de mi tesis doctoral, escrita, claro está, bastante antes del reciente recalentón (y pánico) de las commodities:

El auge artificial gestado entre 2002 y 2006 tenía necesariamente que revertirse por las malas inversiones acumuladas, especialmente en las industrias más capital intensivas como la vivienda. Al mismo tiempo, asistimos a una infraprovisión de otros bienes presentes, sobre todo en lo referido a las materias primas.

La actuación concertada de los bancos centrales en 2007 para tratar de  frenar la entrada en la fase de liquidación sólo provocó que el precio de las materias primas continuara aumentando y que la pérdida de disponibilidad de bienes presentes se redistribuyera desde los deudores a corto plazo menos solventes a todos los agentes que hicieran un uso más intensivo de las materias primas y que, ante la elasticidad de su demanda, no pudieran trasladar el sobrecoste a los precios finales.


O también podemos ir a alguno de los párrafos donde analizaba el encarecimiento de las materias primas vivido desde 2009:

Tan pronto como los precios de la vivienda volvieron a aumentar, los de las materias primas lo hicieron con mayor intensidad, mostrando de nuevo que la reconversión no había concluido y que, por consiguiente, reanimar una parte de la demanda de las estructuras más capital  intensivas terminaba generando las rentas que aumentaban la demanda de los bienes  presentes relativamente más escasos (bienes de consumo no duraderos y materias primas), elevando su rentabilidad por encima de la de los bienes de consumo duradero.


Vamos, parece que algo sí tiene que ver. Y, si no, respondan a estas tres simples preguntas.


Tres simples preguntas

Publicado el 02 marzo 2011 por Juan Ramón Rallo

Sabido es que keynesianos y monetaristas niegan la existencia de una crisis generalizada del modelo productivo occidental que haya que solucionar con severos reajustes de la oferta. A su entender, basta con cebar la demanda, ya sea fiscal o monetaria, para encauzar la recuperación. Muy bien, así las cosas, tres simples cuestiones:

a) ¿Alguien creía que podíamos recuperarnos con la estructura productiva de 2007 inalterada sin que se disparara el precio de las materias primas?

b) ¿Alguien cree que esa estructura productiva es viable con lo elevadísimos precios de las materias primas?

c) Si ambas respuestas son negativas, entonces ¿no estamos ante una crisis real que hay que corregir por el lado de la oferta?
¿A qué viene cebar sin ton ni son la demanda como si el problema estuviera ahí?

Lo siento, me salieron cuatro preguntas.



No hay comentarios: