Supongamos la bondad absoluta reencarnada en nuestros líderes sindicales y en nuestras decenas de miles de liberados sindicales, y la transparencia total de sus cuentas y su "financiación misteriosa".
Si esto es así, y por tanto el único interés que persiguen es la defensa de los trabajadores y sobre todo, de los no trabajadores, entonces van sesenta años por detrás de la realidad económica.
En la gran depresión de los años treinta (consecuencia de la expansión crediticia de los años veinte), se dejaron engañar como chinos, porque a la sazón, no era de dominio público el conocimiento de la diferencia entre salarios reales y nominales; si bien, aquel desconocimiento, quizás, tal vez, fue decisivo para impedir la implantación en todo occidente del comunismo, o de un régimen de socialismo real en su estadio más avanzado: el fascismo o nazismo.
Hoy en día todo “bicho pata” sabe que tiene que partirse los cuernos contra empresarios y administraciones públicas negociando aumentos, porque saben que si el sueldo se queda como está – (salario nominal)- no le alcanzará para meter lo mismo que el año anterior en su particular cesta de la compra –(salario real). Esto supone en el sistema actual, que si mahoma no va a la montaña, habrá que traer la montaña a mahoma; es decir, si no fluctuan determinados precios y salarios habra que "hacer fluctuar" la masa monetaria en constante y suicida espiral inflacionaria tratando de evitar el estallido.
En la actualidad, a los sindicatos les ocurre algo similar. Se dejan engañar como chinos, en los más que sospechosos periodos de ficticio auge económico ignorando por completo que las causas últimas de las crisis y recesiones son la creación de dinero fiat de curso forzoso y su distribución mediante préstamos sin respaldo de ahorro voluntario previo. Aunque no tengan ni puñetera idea de economía, ¿acaso no ven las burbujas (es decir, las alucinantes variaciones de los precios relativos), como cualquier otro ciudadano de a pié?. Si al final van a ser cómplices de gobiernos y banqueros en la petición de sacrificios para mantener el sistema, al menos deberían ser los primeros en reclamar que se establezcan las bases para evitar la manipulación de la moneda, al objeto de que esto no vuelva a repetirse.
Tal vez en la próxima depresión, que inevitablemente se ha de producir, empiecen a aprender algo, cuando definitívamente se queden sin afiliados. O tal vez los que debamos estar alerta seamos nosotros, los currantes, porque probáblemente ellos serán el gobierno (si es que no lo son ya, en gran parte del mundo). Mises escribió en 1949: “Quienes tan dolorosamente sufren las penalidades del reajuste, deberían cuidarse de impedir una nueva expansión crediticia...
Lo dicho ... 60 años de retraso.
Hace tiempo que pienso que los sindicatos han dejado de ser una herramienta del pueblo para convertirse en una casta burocrática al servicio del estado.
ResponderEliminarComo siempre, conozco excepciones, pero cuanto más arriba subas...
saludos sin sindicar
...pues, hagamos un sobreesfuerzo y supongamos también la honradez de los de más arriba, es mas, supongamos que todos llevaran el camino de ser clones de la Hermana Teresa de Calcuta, bien pues aún en ese caso, un régimen sindical sería peor que un infierno, puesto que estos señores y señoras siguen pensando que la producción viene dada por una función fija que depende exclusivamente de la técnica; que el capital (los bienes de capital) se auto-reproducen solos; que se desentienden del ahorro (y por tanto del proceso de mantenimiento y acumulación de los bienes de capital; que ignoran por completo a los autónomos, y -lo más grave- a los consumidores...
ResponderEliminarSi seguimos creyendo que los sindicatos son necesarios, en realidad es porque el Estado de Derecho no funciona.
Cordiales saludos marineros.