sábado, 12 de octubre de 2013

Dice "El País": “Hay que dejar de ayudar a los bancos y ayudar a las familias". ¡Vale! ¡Hagámoslo!


En este post se expone una propuesta de reforma del sistema monetario (ver abajo, al final*) (hay otras parecidas aquí y aquí). He intentado redactarlo para que todo el mundo lo entienda, incluso guitarristas de rock´n´roll y especies por estilo. Creo que dedicándole un poco de tiempo, incluso los merluzos somos capaces entender esto; y, por tanto, también seremos capaces de desenmascarar a los "ingenieros sociales" que defienden el actual sistema, con argumentos basados en terribles amenazas de caos y destrucción, cuando precisamente, resulta que, de seguir por este camino, el actual sistema nos conducirá a una bonita 2ª Edad Media.


Dice el reciente artículo de El País:

Hay que dejar de ayudar a los bancos y ayudar directamente a empresas y familias”. “El banco malo debería pasar de comprar préstamos de promotores a comprar hipotecas en riesgo de impago que son muchas más de las que aparecen como morosas.”
  
¿Que significa esto?: ¿que si el Banco Malo (sobre este engendro, la Sareb, escribí en el post anterior – aquí-) compra las hipotecas en riesgo de impago ya está solucionado el problema?. ¿acaso desaparece la deuda?. Y sobre todo: ¿acaso eso no es ayudar a los bancos? 

Veamos el balance de un banco. Perdón, no usaré el término balance. Veamos pues, las cuentas del banco muy simplificadas,:
El banco ha concedido una hipoteca por valor de 98.000 €, es decir, al banco, le deben esa cantidad y además tiene en caja 2.000€ en billetes y monedas para atender las peticiones de efectivo de sus clientes. Total cien mil euros. Y por el otro lado, el banco tiene 100 clientes con 100 depósitos a la vista de 1.000€ cada uno. Es decir, el banco debe a sus clientes 100.000€ que sus clientes tienen en sus cuentas corrientes y libretas de ahorro. 
Las cuentas cuadran, cien mil por un lado y cien mil por el otro, (aparentemente; vale; pasemos por alto que nos hemos percatado que en esas cuentas hay deudas a corto plazo –a la vista-, y la hipoteca es un crédito que se cobrará a largo plazo; y pasemos por alto también los fondos propios del banco, suponemos que no los tiene). Los dos mil euros que tiene en efectivo coinciden con una reserva del 2% de los depósitos a la vista.
Bien, ahora resulta que la hipoteca está en riesgo de impago. Entonces, los clientes del banco, es decir todos nosotros, tendremos problemas para “sacar nuestro dinero” (o para hacer pagos con nuestros depósitos).
Recordemos el reciente caso de Chipre. Los bancos chipriotas habían concedido préstamos al Gobierno Griego. La deuda Griega quedó parcialmente impagada y los bancos chipriotas no pudieron hacer frente a sus deudas, que son los depósitos de sus clientes, muchos de ellos, rusos. A continuación montaron un Corralito ¿Recuerdan?.

Chipre


Dice el columnista de El País que hay que comprar esa hipoteca en riesgo de impago y que eso no es ayudar a los bancos, que eso es ayudar a empresas y familias (luego, un poco más abajo, pretende ayudar a las empresas subiendo el impuesto de sociedades, porque hay mucho margen -sic-. ¡Menuda ayuda!)

¡Vale!. Si el Banco Malo (o sea, el gobierno) hace eso, entregaría 98.000€ al banco comercial con la hipoteca en riesgo de impago. De modo que éste, de nuevo podría hacer frente a todas sus deudas. Es decir, todos nosotros, los 100 clientes del banco que tenemos cada uno 1.000€, no tendríamos problemas para sacar dinero, o para pagar en las tiendas con las tarjetas de débito.
¿Acaso esto no es ayudar a los Bancos?.
Ayudar a los bancos es darles dinero para que puedan hacer frente a los vencimientos de sus deudas a corto, pero, ¿Por qué hacen eso los gobiernos?.
La respuesta es evidente: para proteger los depósitos. Si no lo hicieran, todo el sistema que han montado para auto-financiarse, se vendría abajo.


Téngase en cuenta que sólo en Bankia, antes de descubrirse el agujero contable, los depósitos ascendían a casi 200.000 millones de euros. ¿Se imaginan lo que puede pasar si se esfuman o se destruyen doscientos mil millones de la unidad monetaria?, y no me refiero sólo a las pérdidas directas de los depositantes.
Téngase en cuenta, que todo lo que se han llevado en sueldazos, primas, indemnizaciones y pensiones siderales y todo lo que han chorizado gestores, políticos, sindicalistas y demás delincuentes organizados en los consejos de administración y puestos directivos, es una cantidad relativamente pequeña puesta en comparación con el importe de los depósitos.


Bien, hasta ahora estamos en mitad del bosque y tenemos el árbol frente a nuestras narices. Vamos a elevarnos para intentar ver una parte más extensa.

Ahora es cuando mi cuñado dice que siempre voy bien pero llega un momento del post en que se me va la olla y no hay quien me entienda. Bien ... pero ... si no entendemos esto acabaremos bajo un régimen totalitario.


Clarificación contractual

Lo que propone el periodista de El Pais es comprar las deudas con riesgo de impago de la gente. Ayudar a empresas y familias y dejar de ayudar a los bancos.
¡HAGÁMOSLO!. Pero de una sola vez y para siempre; hagámoslo de modo que no pueda repetirse una recesión o depresión económica como la actual. Para ello, habría que proteger el 100% de todos los depósitos bancarios.


Aclaración: estoy hablando de los depósitos en sentido estricto, es decir, contratos de cuentas corrientes y libretas de ahorro a la vista cuyos titulares depositan y por tanto, no prestan, no desean prestar su dinero al banco para que éste lo invierta (esto incluye también todos aquellos contratos que prometen el reintegro inmediato). No incluiría los denominados depósitos a plazo, a no ser que prometan también el reintegro inmediato, independientemente de la finalización del plazo. El actualmente denominado "depósito" a plazo, que no permite el reintegro hasta que no finalice el plazo contratado, no es un depósito. Es un préstamo. Son préstamos que nosotros, los clientes, les hacemos a los bancos. Los bancos pueden disponer de ellos con tal de que los devuelvan en el plazo contratado. Un depositante nunca pierde la propiedad de lo depositado. Sin embargo, cuando se presta dinero al banco, se cede la propiedad, a cambio de un derecho de cobro contra el banco. El que presta dinero al banco se convierte en su acreedor. El depositante no es un acreedor. Si el banco emplea lo que se le deposita, en cualquier inversión para su propio beneficio, estaría cometiendo un delito. Cuando el banco no puede hacer frente a sus deudas por haber malinvertido, no está cometiendo un delito.
No cabe duda que, como cualquier otra empresa, un banco que actúe respetando esta diferencia contractual, podría quebrar si efectúa malas inversiones. Pero sus depositantes nunca perderían lo depositado (suponiendo que los bancos no comentan delitos). No se produciría una crisis financiera, no habría pánicos bancarios, ni ciclo económico. Se produciría lo mismo que cuando quiebra cualquier otra empresa de cualquier otro sector: un concurso de acreedores y la consiguiente liquidación (pero no de todo el sistema).

Compra de activos

Bien, entonces:

Que el gobierno compre a todos los bancos todos los activos (los créditos) que están respaldando los depósitos. Es decir, que el gobierno se quede con todos los préstamos (con riesgo de impago -o sin riesgo, si es necesario-) que han concedido los bancos y que están pendientes de cobro, hasta que con su importe se cubra la suma total de los depósitos a la vista. Y que entreguen ese importe al contado, a los bancos.

Si hacemos esto, muchísimos particulares que tienen hipotecas y muchísimas empresas que adeudan préstamos a los bancos ya no se lo deberían a los bancos. El acreedor, ahora, sería el/los Gobierno/s. Es decir, el gobierno se subrogaría en la posición del banco.
Una vez el gobierno fuere titular de estos derechos de cobro, cuestión aparte sería si decide o no condonar (perdonar) diversos préstamos, (ayudar a las familias, como dice el columnista).

Todos esos activos e inversiones que el gobierno ha comprado a los bancos, se podrían estructurar en fondos de inversión ("créditos-inversiones empaquetados"), que serían propiedad de todos los ciudadanos, y que serían gestionados por los propios bancos. Y digo, gestionados, es decir, ya no serían sus activos.

Es más, el Gobierno cancelaría la mayor parte – o la totalidad- de su propia deuda, (no olvidemos que estamos hablando de disponer de una cantidad astronómica: el importe de todos los depósitos bancarios de un país – o de un continente- varias veces el PIB). Si el banco comercial tiene en el activo de su balance Letras del Tesoro y el gobierno se las compra, automáticamente, la deuda se cancela. El Gobierno habría comprado su propia deuda. El resto de poseedores de deuda pública, podrían canjearla por participaciones en esos fondos de inversión, con lo cual, también quedaría cancelada.  

Bien, esto por un lado.
Y por otro, vemos que una vez realizada la operación anterior, si todos fuéramos a la vez a vaciar nuestras cuentas y libretas de ahorro, (la propuesta del exfutbolista Eric Cantona para atacar el sistema), los bancos tendrían en


caja el dinero contante y sonante para devolver de golpe y porrazo la totalidad de los depósitos a la vista, es decir, la práctica totalidad de su actual deuda a corto plazo. 

Reserva 100% (para depósitos, no para préstamos)

Siguiente paso. Es lógico pues, impedir, a partir de este momento, que el dinero de un depósito a la vista -en sentido jurídico- pueda ser prestado. Y no solamente es lógico, sino que es ético, puesto que esa es la naturaleza jurídica de un contrato de depósito. Por tanto, los bancos mantendrían una reserva 100% para todos los contratos de depósito. No puede ser de otra manera, puesto que sino, no serían depósitos, insisto. Para el resto de contratos no sería necesario establecer ningún coeficiente de caja. Tan sólo lo que pacten líbremente las partes.

¿De donde sacamos el dinero para hacer esto?


Esta pregunta es la más fácil de responder. ¿De donde sale ahora el dinero?
¿quien es el prestamista de última instancia?
El Banco Central.
Solo tiene que imprimir billetes. Eso si, lo haría de golpe y por una sola y última vez (exceptuando la reposición de todos aquellos, billetes y monedas, que se deterioren con el uso y el tiempo y los que fueran necesarios según la paulatina producción de oro). Para ello, tienen que bajar al sótano, abrir la caja fuerte y mirar cuanto oro tienen. A continuación mediante sencillos cálculos, teniendo en cuenta los actuales billetes en circulación, deben imprimir nuevos billetes hasta cubrir la totalidad de los depósitos a la vista de todos los bancos. A partir de aquí todos los billetes serían convertibles en oro. Cada billete sería , como antes, un reconocimiento de deuda. Y cada tenedor podría exigir la cancelación de esa deuda a cambio de un bien presente: el oro. Se rompe por tanto, la actual cadena crediticia irregular, en la cual, las deudas no se cancelan con bienes presentes, sino que son pagadas (sustituídas) con otras deudas.

Nótese que los bancos conservarían íntegramente, sus fondos propios, su propio capital, que ni se ha mencionado ni tocado para nada. Por lo que cabría preguntarse: entonces ... , los bancos ¿qué demonios han prestado? ¿con qué diablos han realizado sus inversiones y obtenido sus beneficios?. Si es necesario imprimir billetes para cubrir la totalidad de los depósitos, billetes que no existían, entonces los bancos han creado y crean capital (monetario, sí, pero es capital, puesto que capital se define como la valoración monetaria de bienes reales). Incluso Marx (no Groucho, sino Karl), se dió cuenta de esto.

Se pondría de manifiesto y a la vista de todos los ciudadanos, que los bancos no necesitan un depositante previo para conceder créditos, ya que son esos créditos, esas inversiones, las que respaldan las deudas (los depósitos a la vista de los clientes) a corto plazo de los bancos; y no es su propio capital el que respalda esas deudas a corto. No tenían capital propio como colateral suficiente para responder de sus deudas.

Así es, aproximadamente solo una décima parte de la masa monetaria está materializada en monedas y billetes, el resto, nueve décimas partes, son meros asientos contables.

Hecha la conversión, los  particulares y sociedades, poseedores de oro, estarían de suerte, porque la revalorización del noble metal sería instantánea y brutal. No hay más remedio. Pero sería también de golpe, por una sola y última vez. Se ha calculado que la revalorización sería de unas 20 ó 30 veces su valor con respecto a las monedas actuales.



Certificado de oro


Prosigamos. Como todos los bancos y cajas tienen abierta una cuenta en su correspondiente Banco Central, basta que éste anote en sus cuentas ingresos por valor de unos cuantos BILLONES (con B) de euros, hasta igualar el importe de todos los depósitos a la vista que tenga cada banco. A continuación imprime los billetes y los guarda en caja (junto con el oro) a disposición de los bancos.


Compensar la contracción de la masa monetaria

Fíjense que, en el fondo, esto mismo, pero a menor escala y sin necesidad de impresora (y sin convertibilidad, por supuesto), es lo que está haciendo ahora el Banco Central.
En eso consisten las actuales ayudas a los bancos. Son simples anotaciones que el Banco Central hace en las cuentas de los bancos que tienen problemas (es decir, en mayor o menor medida, todos). El Banco Central "crea y/o reconoce" "depósitos" a favor de los bancos comerciales.
Cuando nos quejamos de las ayudas recibidas por los bancos, la gente no sabe que lo que se está haciendo es simplemente compensar la destrucción de "dinero" (medios de intercambio) que implican los préstamos impagados, con la creación de nuevo "dinero" por el monopolista legal. En palabras de Huerta de Soto: "Los medios de comunicación dicen que se les da a los bancos miles de millones mientras se deja morir a la gente; crean al respecto una enorme confusión". Como si el acto consistiera en quitarle de pronto a unos ciudadanos la riqueza para dársela a otros. El Banco Central simplemente le da a la tecla, compensa la contracción de masa monetaria con una nueva creación monetaria. Eso es todo. Con este sistema no hay más remedio que hacerlo, si se quiere evitar la catástrofe de la total destrucción de los medios de pago o intercambio.
Esto no significa que cree dinero de la nada (sin cumplir determinados requisitos). Y tampoco significa que no tenga consecuencias en la economía real, que las tiene:
Visualícelo de la siguiente manera. Imagínese a un alto directivo representante del banco X con la libreta en la mano, cuyo titular es el banco X, que va a la oficina del Banco Central y le dice:
-      Necesitamos dinero (reservas), ingrésenos en la libreta 1000.000.000€.
Entonces el empleado del Central le dice:
-      Bien, ¿que me trae como colateral? (así lo llaman los expertos)
-   Pues mire, aquí tengo un paquete de préstamos que les dimos a unos promotores inmobiliarios tontolabas –como nosotros- y que no supieron salirse a tiempo de la espiral crediticia, otros préstamos que les dimos a unos granjeros que compraron rebaños de cabras viejas y otros que les dimos a varios gobiernos manirrotos, a saber: Deuda Publica Griega, Italiana, Portuguesa y Española.
-      Correcto, solicitud aprobada. Aquí tiene usted sus mil millones.

El empleado le dá a la tecla y anota en la libreta del Banco X un ingreso por 1000.000.000 de pavos.

¿De donde ha sacado el dinero el Banco Central? ¿De la nada?
Llámelo usted como le venga en gana.

Cerrar el Banco Central

Bien, aclarado el problema que teníamos para conseguir el dinero para comprar toda esa cantidad de activos (préstamos) de los bancos, hemos dicho que el Banco Central imprime por una sola y última vez los billetes.
Y a continuación ... ¿que necesidad hay de Banco Central? Ninguna en absoluto, al menos con las funciones actuales (de prestamista de última instancia y monopolista legal de dinero) y menos aún con su descomunal estructura, carísima para los contribuyentes. Así que podemos chapar el txiringuito. Cerramos el Banco Central. A partir de aquí el verdadero dinero es el oro (como así ha sido desde hace 4.000 años) y en adelante que sea el mercado el que decida qué es o no es dinero. Con esta reforma, simplemente nos ponemos en un punto más o menos coincidente anterior a la primera guerra mundial.

Consecuencias

Hecho esto, sorprendentemente, nos encontramos en la siguiente situación:


1- Automáticamente se soluciona la crisis bancaria. Se acabaron las ayudas a los bancos. Gran parte de sus directivos y empleados se van al paro y a los directivos que queden, se les acabó el chollo.
2- No habría inflación de precios (a pesar de la enorme impresión de billetes) puesto que los nuevos billetes solo respaldan los actuales depósitos que ya están en circulación. Los actuales depósitos son ya medios de intercambio que ya están circulando como si fueran dinero. La relación monetaria entre bienes y servicios y cantidad de moneda en circulación sigue siendo la misma.
3- Se acabó la crisis de deuda pública. Solucionado de un plumazo el quebradero de cabeza de la prima de riesgo (y su tía la coja).
4- Toda la recaudación de impuestos que actualmente se dedica al pago de los intereses de deuda y a refinanciarla, quedaría libre.
5- Se acabó el déficit público. La deuda empezaría a contraerse hasta su cancelación.
6- Automáticamente el PIB crecería en un porcentaje considerable.
7- Acabaríamos con el tremendo dolor de cabeza que nos produce escuchar a los políticos hablar de austeridad. Ahora si quieren (y tienen huevos), que hablen de nacionalizar los medios de producción. Pero en ese asunto los ciudadanos están más informados que en asuntos monetarios, por las catastróficas experiencias históricas.
8- Se acabaría con la desenfrenada especulación financiera y bursatil de raiz. No existiría expansión crediticia “artificial” para financiarla. Los beneficios, grandes, medianos o pequeños, provendrían de la economía real y no de inversiones especulativas propiciadas por mareas inflacionarias.
9- El gobierno podría cumplir su promesa de bajar los impuestos y cotizaciones sociales.
10- Los ciudadanos emprendedores tendrían a su disposición muchísimos más recursos para crear riqueza. Todos aquellos que ya no son arrebatados por el gobierno a los ahorradores.
11- Las cifras de desempleo caerían en picado.
12- Se evitarían los ciclos económicos recurrentes de auge y recesión.

Por qué no se lleva a la práctica

Realmente esto es una situación idílica en comparación a como estamos hoy. La cuestión es ¿por qué no se lleva a la práctica?

En mi opinión, la principal razón es que los ciudadanos la desconocen.

Otras razones son:

1- Los banqueros que actualmente disfrutan del privilegio de creacion de medios de intercambio indirecto (depósitos) y las grandes corporaciones, afines al gobierno (primeras receptoras de crédito creado, pelearían con toda clase de armas para que esta reforma no se llevara a cabo.
2- Los impuestos serían la única fuente de financiación del gasto público. No se puede imprimir oro y prestarlo. Aún con Banco Central, si se produce una expansión monetaria, los ciudadanos podrían frenarla a tiempo exigiendo la cancelación de las deudas (conversión de billetes en oro)
3- Todos los políticos actuales (de izquierda, derecha o centro) lucharían con toda clase de engaños y amenazas de terribles desgracias para que la reforma no se llevara a cabo, porque se quedarían sin financiación cuando se les acabe el dinero de los impuestos. A todos ellos, sean del color que sean, les parece insuficiente gastarse el 50% del PIB de un país. 

Estos tres últimos inconvenientes serían irrelevantes si la propuesta fuera ámpliamente conocida y apoyada. La fuerza de las masas es invencible. Necesitarían un exterminio para evitarlo.


*Este texto -que me atrevo a publicar a mi manera, aún a riesgo de meter la pata- está basado en la propuesta de reforma monetaria que el Catedrático Jesús Huerta de Soto hace al final de su libro “Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos. Si usted exige rigor académico ha de acudir directamente al libro. Han existido otras propuestas -menos completas- como la de los Economistas Irving Fisher, Ludwig Von Mises, Murray Rothbard o la de los Premios Nobel F. Hayek o Maurice Allais.

2 comentarios:

  1. Ufff. Interesante, pero tu cuñado tiene mucha razón. Este merluzo se ha terminado perdiendo... en fin. Un abrazo en cualquier caso.

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  2. ¡He vuelto a fracasar, me temo!. Un abrazo Rober.

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