La secuencia de sucesos que se están viviendo en Venezuela fueron narrados de forma premonitoria en la famosa novela de Ayn Rand: LA REBELION DE ATLAS: desabastecimiento, promulgación del decreto 10-289 y posteriormente: caos, miseria, bandas de forajidos, saqueos, represión, éxodo y desintegración de la sociedad en pequeños grupos autárquicos semi-salvajes.
Hace tres años conté aquí - ¿SOCIALISMO BOLIVARIANO ó Zwangswirtschaft? las consecuencias inexorables de la fijación de precios máximos: Toda intervención de los gobernantes en los procesos de mercado, termina produciendo las consecuencias contrarias a las perseguidas por los propios gobernantes.
Saqueo en Daka, Venezuela, Noviembre 2013
Del "expropiese" se ha transitado a la manipulación total de la oferta monetaria. El resultado es la completa destrucción de la moneda, y por tanto, la descoordinación de toda la economía del país, que se queda completamente colgando de la "brocha del petróleo".
Maduro: "Voy a sacar de manera inmediata una ley para fijar los porcentajes básicos de ganancia en todas las actividades económicas de la República"... "Fijación de precios en toda la cadena productiva"...
A estas alturas, el presidente, Nicolás Maduro, no se aparta un ápice del guión:
Cartilla de racionamiento cubana |
- fijación de precios de todos los bienes y servicios básicos de una economía; y orden de reapertura de todos aquellos comercios (productores marginales) que habían cerrado, obligándoles a VENDER A PÉRDIDA.
Si comparamos la situación actual - 2013- de Venezuela con la novela LA REBELIÓN DE ATLAS, nos encontraríamos en la escena en la que se PROMULGA EL DECRETO 10-289; al tiempo que el Gobierno, con el control total de los medios de comunicación, oculta la verdad de la descomposición social que está sucediendo .
Reproduzco los dos fragmentos:
Extracto de La Rebelión de Atlas
Situación: Todos los países de Occidente son Repúblicas Populares Socialistas. El desabastecimiento es absoluto. EEUU es el único país que todavía "tiene algo en la despensa". Gran parte de lo poco que produce, lo dona al resto de occidente. El gobierno de los EEUU mantiene la apariencia de que los medios de producción no han sido nacionalizados, pero toda la economía está completamente dirigida, es decir, es una economía tipo NAZI, nacionalsocialista o zwangswirschaft. El desabastecimiento total es inminente y entonces se promulga el:
DECRETO 10-289
—En
nombre de la riqueza general —leyó Wesley Mouch —y a fin de proteger la
seguridad pública y conseguir una total igualdad y absoluta estabilidad, se
decreta lo que sigue, para el período de duración del estado de urgencia
nacional:
«Punto
primero: Todos los trabajadores, asalariados y empleados de cualquier clase
quedarán, a partir de ahora, sujetos a su tarea y no podrán abandonarla, ni ser
despedidos, ni cambiar de empleo, bajo pena de prisión. Dicha pena quedará
determinada por la Oficina
de Unificación. Dicha oficina será nombrada por la Oficina de Planificación
Económica y Recursos Nacionales. Toda persona que haya cumplido veintiún años
deberá presentarse a la
Oficina de Unificación, quien le asignará el lugar donde a su
entender sus servicios sirvan mejor los intereses nacionales.
»Punto
segundo: Todos los establecimientos industriales o comerciales, o los negocios
de cualquier naturaleza, deberán, a partir de ahora, seguir funcionando y sus
propietarios no se retirarán, ni abandonarán, ni cerrarán, venderán o
transferirán sus negocios, bajo pena de la nacionalización de sus industrias y
de sus propiedades…»
Punto
tercero: Todas las patentes y copyrights pertenecientes a aparatos,
invenciones, fórmulas, procesos de trabajo y tareas de cualquier otra
naturaleza, serán transferidos a la nación como entrega patriótica de urgencia,
por medio de certificados de entrega que serán firmados voluntariamente por los
propietarios de dichas patentes y copyrights. La Oficina de Unificación
expenderá licencias para el uso de tales patentes y copyrights a quienes las
soliciten, de manera igual y sin discriminación, con el fin de eliminar
prácticas monopolísticas, desechar productos anticuados y poner los mejores al
alcance de la nación. No se usarán marcas, sellos ni títulos protegidos por
algún copyright. Todos los productos anteriormente patentados serán conocidos
por un nuevo nombre y vendidos por todos los fabricantes bajo la misma
denominación, designada por la
Oficina de Unificación. Todas las marcas de fábrica
particulares, sellos y emblemas quedarán abolidos.
»Punto
cuarto: Ningún nuevo aparato, invento, producto o género de cualquier
naturaleza que no se halle actualmente en el mercado, será producido,
inventado, fabricado o vendido a partir de la fecha de esta directriz. Queda
abolida la Oficina
de Patentes y Copyrights.
»Punto
quinto: Todo establecimiento, organización, corporación o persona dedicados a
la producción de cualquier producto, deberá, a partir de ahora, producir
anualmente la misma cantidad de géneros que durante el Año Básico; ni superior
ni inferior. El año conocido como Básico o Patrón será el que finalice la fecha
de esta directriz. El exceso o el defecto de producción serán objeto de multas
que quedarán determinadas por la
Oficina de Unificación.
»Punto
sexto: Toda persona, cualquiera que sea su edad, sexo, clase o volumen de
ingresos, deberá, a partir de ahora, gastar anualmente en la compra de géneros
la misma cantidad de dinero que en el Año Básico; ni superior ni inferior. Un
volumen de compras que no se atenga a ello será sancionado de acuerdo con lo
que determine la Oficina
de Unificación.
»Punto
séptimo: Todos los salarios, precios, dividendos, beneficios, intereses y
formas de ingreso de cualquier naturaleza quedarán congelados en sus cifras
actuales, es decir, en las de la fecha de esta directriz.
»Punto
octavo: Todos los casos y situaciones no específicamente mencionados en esta
directriz, serán solucionados y determinados por la Oficina de Unificación,
cuyas decisiones deberán considerarse concluyentes.»
Extracto La Rebelión de Atlas
Ocultación de la Verdad
.... Los periódicos no
mencionaban los estallidos de violencia que empezaban a producirse en
diferentes lugares del país; pero tenía noticia de ellos por los informes de
los maquinistas, en los que se hablaba de vagones atravesados por las balas, de
vías levantadas, de trenes atacados y de estaciones sitiadas en Nebraska, en
Oregón, en Texas, en Montana. Inútiles tentativas condenadas de antemano al
fracaso y promovidas tan sólo por la desesperación, terminando en simples
destrucciones. Algunas eran desmanes de pandillas locales, otras tenían un
alcance más amplio. Algunos distritos se levantaron en ciega rebelión,
deteniendo a los funcionarios locales, expulsando a los agentes de Washington y
matando a los recaudadores de impuestos. Luego, tras anunciar su secesión del
resto del país, llegaron a practicar el mismo mal que los había destruido, cual
si combatieran el crimen con el suicidio: se apoderaron de todas las
propiedades a su alcance, declarando la comunidad de todas ellas, y perecieron
en el transcurso de una semana, una vez consumido su triste botín, en medio de
un odio sanguinario, en un caos donde sólo imperaban las armas. Perecieron bajo
el ataque letárgico de unos cuantos macilentos soldados enviados desde
Washington para poner orden en aquellas ruinas.
Los periódicos no
lo mencionaban. Los artículos de fondo seguían hablando de la abnegación como
del camino para el progreso futuro, del sacrificio como moral imperativa, de la
avaricia como enemigo de todos, del amor como solución. Sus frases, gastadas, tenían
el enfermizo y dulzón aroma del éter en un hospital.
Por todo el país
se difundían noticias entre murmullos de cínico terror. Sin embargo, la gente
leía los periódicos y actuaba como si creyera lo que incluían, compitiendo
entre sí acerca de quién guardaría un silencio más cerrado, pretendiendo cada
cual no saber lo que sabía y, sin embargo, esforzándose en creer que lo no
mencionado también era irreal. Venía a ocurrir cual si un volcán hubiese
entrado en erupción y quienes vivían en las faldas del mismo ignoraran las
súbitas fisuras, las humaredas negras, los arroyos hirvientes y siguieran
creyendo que su único peligro residía en aceptar la realidad de dichos
síntomas.
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Actualización 2016
El régimen chavista socialista ha
desguazado Venezuela. El número de muertes violentas equivale al de un país en
guerra. El territorio está desencuadernado. La república es un nido de bandas
criminales que controlan cada una, una porción del territorio. La principal
banda criminal es el propio alto mando militar: narcotraficantes que se dedican
al contrabando masivo. Su sector público ocupa el puesto 166; entre los diez
más corruptos del mundo (IPC,2016 Transparency International). La inflación, es
la más alta del mundo. No hay industria ni agricultura ni ganadería. Se han
cargado dos tercios de la economía de la nación y lo que queda está hecho
pedazos. No hay medicamentos. Se pasa hambre. La oposición – la MUD, que es
socialista- reclama el cumplimiento de la constitución chavista y los chavistas
pretenden imponer un nuevo proceso constituyente para quedarse como partido
único (cubanizarse). La gente, es decir, la resistencia real, principalmente
jóvenes, ignora a la oposición oficial y se rebela contra el gobierno en las
calles, pero el aparato chavista ha creado toda clase de organizaciones y
grupos paramilitares para reprimirlos salvajemente. El país estalla. Es
"La Rebelión de Atlas".
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