HIPERINFLACIÓN EN ESPAÑA, AÑOS 1937/38/39 - "EL ORO DE MOSCÚ"
Quienes justifican la decisión del traslado y venta del oro del Banco de España para financiar la compra de armamento, omiten las gravísimas consecuencias económicas (y más allá) que tuvo aquella acción en la España Republicana.
El por entonces, Gobernador de Banco de España, Luis Nicolau d'Olwer, republicano, se opuso frontalmente al traslado. El Gobernador defendió la idea de que el oro pertenecía a todos los españoles y expresó su preocupación por la seguridad y la integridad de las reservas del Banco de España. Por aquel entonces, España tenía la cuarta reserva de oro del mundo, sólo superada por EEUU, Reino Unido y Francia. El caso es que ese oro respaldaba los billetes (el papel moneda y los ahorros) que circulaban en poder de los ciudadanos de la república. Al utilizar la totalidad de las reservas de oro para obtener divisas y financiar la guerra, el papel moneda de la República se quedó sin respaldo en oro, lo que significa que el valor de la moneda, es decir, el valor de los billetes y de los ahorros de los ciudadanos quedó prácticamente reducido a cero en tan sólo dos años. Si ya de por sí todo gobierno aumenta la oferta monetaria para financiar las guerras, hacerlo, en aquellas circunstancias, sin respaldo metálico alguno, fue un disparate económico financiero descomunal. El otro bando detectó el traslado y lo publicó en todo el mundo.
Se produjo una hiperinflación. Nadie quería la moneda republicana. Su demanda era cero. Al quedar sin respaldo metálico, los gobernantes se cargaron el medio de intercambio, obligando a la gente a utilizar el trueque, como en la época de las cavernas. Los precios de bienes y servicios aumentaron por encima del 1.000% rápidamente. La hiperinflación tuvo consecuencias devastadoras para la población, anulando el poder adquisitivo de los salarios, ahorros y profundizando la escasez de bienes y servicios.
¿Fueron consecuencias previstas y buscadas por los gobernantes republicanos?
Es difícil asegurarlo, pero recordemos que Largo Caballero, presidente del gobierno por aquel entonces, era denominado el Lenin español porque propugnaba recurrentemente “la dictadura del proletariado”. Él mismo y Negrín, Ministro de hacienda, fueron los responsables del traslado del oro a Moscú con pleno desconocimiento del presidente de la República, Azaña. El aquel momento el destino de la República quedó sellado bajo el designio soviético de Stalin.
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