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En la entrada referente a
los límites de velocidad, acabé con esta frase:
..."
sin ir más lejos, toda la legislación sobre inmigración es xenófoba. Y el origen de que lo sea, es el estatismo económico imperante. O ¿acaso podría usted, en uso de su libertad individual, invitar a su domicilio, y que se quede en él, todo el tiempo que le dé la gana, a un extranjero procedente de un país subsajariano, al que por cualquier razón considere interesante para su vida?”
Bien... está claro que usted no lo puede hacer. Y la causa es la deficiente delimitación de los derechos de propiedad y por tanto del derecho de exclusión que conlleva.
El Estado se apropia de nuestros domicilios particulares –al igual que lo hace de todo el territorio, incluidos todos los espacios privados- porque se atribuye el derecho de excluir de ellos a los extranjeros que invitemos a nuestra propia casa. Esto se llama “xenofobia oficial”, se adorne como se adorne lo que fuere que haga el Estado.
En el caso de las leyes anti-tabaco, el Estado hace tres cuartos de lo mismo.